La tópica en la antigüedad: Aristóteles y Cicerón

AutorJuan Antonio García Amado
Páginas47-78
Capítulo I
La tópica en la antigüedad:
Aristóteles y Cicerón
1. ARISTÓTELES
Cualquier intento de reactualización de la tópica ha de comenzar
por dar cuenta del significado que tuvo en el pensamiento
de Aristóteles, primer autor que trató de darle una elaboración
sistemática y de incorporarla como parte de un esquema filosófico
y teórico más amplio y general. No obstante, el concepto de topos
tenía probablemente ya antes de Aristóteles un significado técnico,
como denominación de puntos de vista relativos a contenidos o de
determinadas técnicas, por medio de las cuales el orador estaba en
condiciones de realizar en cada ocasión las aseveraciones adecuadas
a sus fines1. En sus orígenes tal concepto parece ligarse, según
Solmsen, a determinadas claves mnemotécnicas. Posteriormente
sería adoptado por los sofistas para designar ciertos “clichés”
argumentativos, susceptibles de utilización en una pluralidad de
1 Cfr. SPRUTE, J., Die Enthymentheorie der aristotelischen Rhetorik, Göttingen,
Vandenhoeck & Ruprecht, 1982, pág. 150.
JUAN ANTONIO GARCÍA AMADO
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contextos oratorios y que los retores podían llegar a aprenderse de
memoria2.
1.1. La dialéctica
En la obra de Aristóteles, el concepto de tópica no puede des-
vincularse de otras dos ideas no menos complejas: las de dialéctica y
retórica. Se ha dicho, por ejemplo, que en la Tópica Aristóteles trataría
de los “auxilios metodológicos de la dialéctica”3, o que la tópica es
para él un “campo especial de aplicación de la dialéctica”4. Y el mis-
mo Aristóteles comienza esa obra delimitando el ámbito en que las
doctrinas en ella contenidas se sitúan y colocándolo en la dialéctica,
por contraposición al razonamiento demostrativo y al erístico5.
Etimológicamente el término “dialéctica” alude a la idea de
diálogo o discusión. Esta idea de la dialéctica como contraposición
fructífera se contenía ya en la dialéctica platónica6 y se mantendrá a lo
largo de la evolución histórica del término, a pesar de lo heterogéneo
de los significados que éste irá cobrando.
En las Refutaciones Sofísticas, Aristóteles dice que es tarea de la
dialéctica el “razonar acerca de aquello que se nos planteara entre las
cosas que se dan como plausibles”7. En el primer párrafo de la Retórica,
al tratar de lo que hace la dialéctica, menciona el “inventar o resistir
una razón”8. La Tópica parte, como ya hemos dicho, de la distinción
entre razonamiento demostrativo, dialéctico y erístico. Aristóteles
2 Ibid., págs. 148-149.
3 BORNSCHEUER, L., Topik, cit., pág. 28.
4 BLÜHDORN, J., “Kritische Bemerkungen zu Theodor Viehwegs Schrift: Topik und
furisprudenz”, en Tijdschrift voor Rechtsgeschiedenis, 1970 (págs. 183-197), pág.
294.
5 ARISTÓTELES, Tópicos, I lOOa-lOOb. Hemos utilizado la traducción de Miguel
Candel Sanmartín, en ARISTÓTELES, Tratados de lógica (Organon), Madrid,
Gredos, 1982.
6 Véase KNEALE, W. y M., El desarrollo de la lógica, Madrid, Tecnos, 1972 (trad. de
Javier Muguerza), pág. 7 y sigs.
7 ARISTÓTELES, Refuta ciones So fística s, 183a 35. Utilizamos la traducción de Candel
Sanmartín en la misma edición citada en nota 5.
8 ARISTÓTELES, Retórica, I 1354a 1-10. Utilizamos la versión de Antonio Tovar,
Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1953.
LA TÓPICA EN LA ANTIGÜEDAD: ARISTÓTELES Y CICERÓN
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dice que “hay demostración cuando el razonamiento parte de cosas
verdaderas y primordiales, o de cosas cuyo conocimiento se origina
a través de cosas primordiales y verdaderas; en cambio, es dialéctico
el razonamiento construido a partir de cosas plausibles. Ahora bien,
son verdaderas y primordiales las cosas que tienen credibilidad, no
por otras, sino por sí mismas (en efecto, en los principios cognos-
citivos no hay que inquirir el por qué, sino que cada principio ha de
ser digno de crédito en sí mismo); en cambio, son cosas plausibles
las que parecen bien a todos, o a la mayoría, o a los más conocidos y
reputados”. Erístico sería el razonamiento que se apoya en premisas
cuya plausibilidad sea sólo aparente, o que no se estructura como un
auténtico razonamiento correcto9.
Ahora bien, cuando Aristóteles se refiere a tal tipo de razona-
miento dialéctico como base de la dialéctica no está pensando en el
proceso intelectual o lógico del razonar individual, sino en un proce-
der intersubjetivo de intercambio de argumentos. Que ello es así se
muestra constantemente a lo largo de la Tópica10, y especialmente a
la hora de presentar los diversos picos o lugares que supuestamente
han de regir el razonamiento dialéctico, pues siempre traza Aristóteles
para ello el esquema de una discusión, distinguiendo constantemente,
por ejemplo, entre el que “establece” una tesis y el que la “refuta”.
En la dialéctica aristotélica está presente, por tanto, la idea del
razonamiento como juego y competición, y de lo que en su tratamiento
teórico se hablará será, en gran parte, de las estrategias y los recursos
convenientes para construir tal “juego” y, en su caso, obtener en él la
mejor posición. Como dice Giuliani, la finalidad de la dialéctica sería
batir al adversario11.
Señala Candel Sanmartín, en su introducción a la traducción de
la Tópica aristotélica, que el contexto real en que se insertan las doc-
9 ARISTÓTELES, Tópicos, I 100a 25-100b 30.
10 Por ejemplo, al señalar que la utilidad de la dialéctica se da en tres frentes: la
ejercitación, la conversación y la filosofía (en este caso, no para el propio ejercicio
filosófico, sino para la discusión de los primeros principios de que éste parte)
(Tópicos, I 101a 25-35); al caracterizar las ideas de proposición dialéctica (ibid.,
104a 5-35) y problema dialéctico (ibid., 104b-105a 5), etc.
11 GIULIANI, A., Il concetto di prova. Contributo alla logica giuridica, Milán, Giuffrè,
1971 (reimpr.), pág. 27.

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