Amnistía y Derechos Humanos (A propósito de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso «Barrios Altos»)

AutorDomingo García Belaunde
Páginas145-162

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VIII AMNISTÍA Y DERECHOS HUMANOS* (A propósito de la sentencia de la Corte Interamericana

de Derechos Humanos en el caso «Barrios Altos»).

1.

Como es de sobra conocido, el Perú durante la década de los noventa, al filo de finalizar el siglo veinte, tuvo un gobierno autoritario presidido por el Ing. Alberto Fujimori, que se caracterizó no sólo por sus estropicios al orden constitucional, sino por sus continuos avasallamientos de los derechos humanos. De hecho, y en la práctica, su Gobierno se inauguró guardando las formas en 1990, en medio de una

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ANTECEDENTES

Ponencia al VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucio- nal, México, 12-15 de febrero de 2002. Publicado en AA.VV., Constitucionalismo y derechos humanos, Edit. Grijley, Lima 2002; en Ricardo Méndez Silva, coordinador, Derecho Internacional de los de-

rechos humanos, UNAM, México 2002 y en Estudos de Direito Constitucional em Homenagem a José Afonso da Silva, Malheiros Editores, Sâo Paulo 2003.

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gran crisis económica y con un ambiente caldeado por acciones terroristas que el Estado no había sabido afrontar.

Sin embargo, pronto el nuevo Gobierno se caracterizó por un manejo político duro y represivo, y fue por eso precisamente que dio el golpe de Estado de 5 de abril de 1992, con lo cual hizo desaparecer la oposición al régimen, y defenestró a todo el aparato institucional, concentrando todo el poder para sí. En 1993, con comicios discutibles, Fujimori montó una nueva legalidad, a la que terminó por someter y corromper en sus grandes tramos, reeligiéndose en 1995, al

finalizar su primer período de cinco años. Lo hizo nueva- mente en el año 2000, al terminar su segundo período. Te- nía la intención de gobernar hasta el año 2005, es decir, un total de quince años, cuando el 14 de setiembre de 2000 se descubrieron videos grabados inconsultamente por el Ser- vicio de Inteligencia Nacional (SIN) monitoreado por el ase-

sor presidencial Vladimiro Montesinos, que mostraban la

corrupción generalizada que había soportado el país. Ante esto, hubo una gran movilización interna de las fuerzas políticas, acompañadas por la presión internacional, que determinó un cambio en la correlación de fuerzas en el

Congreso, lo que obligó a Fujimori a acortar su mandato para retirarse en pocos meses. Sin embargo, no pudo esperar tanto tiempo, y el 19 de noviembre de 2000, cuando comprendió que todo estaba perdido, y aprovechando un viaje oficial al Japón, renunció irrevocablemente a la presidencia de la República y buscó refugio en ese país, en donde se le reconoció como ciudadano japonés y súbdito fiel del Emperador.

El 22 de noviembre de 2000, el presidente del Con-

greso Valentín Paniagua Corazao es elegido Presidente de la República. Empezó así un gobierno de transición, que tenía que poner las bases de la reinstitucionalización, y además, convocar a elecciones generales, lo que hizo a

cabalidad. El nuevo gobierno democráticamente elegido se instaló el 28 de julio de 2001, con Alejandro Toledo como

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AMNISTÍA Y DERECHOS HUMANOS 147 presidente de la República. Y por un período de cinco años.

Esta es la situación actual en el Perú. Pero no fue así durante la década del fujimorismo (1990-2000), como lo veremos a continuación.

2.

da por un peculiar grupo terrorista, de influencia maoísta, de-

nominado «Sendero Luminoso». El nombre de esta agrupa- ción está tomado de un célebre texto del conocido marxista peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930), que tuvo tan gran-

de influencia en los grupos extremistas de la década del sesenta y setenta del siglo XX. A ese grupo, muy organizado y muy extendido, le sucedió otro denominado «Movimiento Revolucionario Túpac Amaru», llamado así en homenaje al líder indígena que fue uno de los primeros en levantarse contra la auto-ridad colonial a fines del siglo XVIII (Movimiento que llevó a cabo algunos golpes audaces, como la toma de la embajada del Japón en Lima en 1996, y que tanta repercusión tuvo).

Pues bien, los gobiernos de entonces, tuvieron en lo

fundamental una actitud defensiva frente al terrorismo, so- bre todo en el período 1980-1985, y algo complaciente du- rante el período 1985-1990. Por cierto, han sido denuncia- dos algunos hechos atroces cometidos durante esos perío-

dos, que están en plena investigación, pero que en todo caso eran hechos aislados, y probablemente, excesos de algunos jefes subalternos. Pero el uso de la violencia descomedida y organizada, no fue una política de Estado durante esos años.

Todo cambió cuando llegó Fujimori al poder en 1990. Por un lado, cierto sector de la Policía Nacional se había especializado en la lucha antisubversiva y estaba dando notables avances, como el tiempo lo demostró después (con la captura

COMBATE AL TERRORISMO Y VIOLACIÓN DE DE- RECHOS HUMANOS El Perú sufrió desde 1980 una espiral de violencia desata-

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DOMINGO GARCÍA BELAUNDE del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, actualmen- te en prisión). Pero por el lado del Ejército y sus diversas divisiones dedicadas a la contrainsurgencia y al combate del terrorismo, se desarrollaban labores de aniquilamiento de focos terroristas, que muchas veces no eran tales, o que, aun siéndolos, merecían una prisión y juzgamiento adecuados. Fue así cómo diversos grupos de elite, fuera de la regu- laridad castrense, pero con el conocimiento, apoyo y com- plicidad de los altos mandos del Ejército y en todo caso, del

Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), y que muchas veces

adoptaron nombres para mejor identificarse (como el cono- cido como «grupo Colina»), actuaron al margen de la ley, y fueron responsables de numerosas muertes de personas sin

proceso legal, en forma extrajudicial y sumaria, al que cabría simplemente calificarlo como crímenes de Estado.

De todos estos latrocinios se hicieron denuncias en su oportunidad, y se agotaron todas las instancias, y tuvieron amplio eco en la opinión pública. Pero el Gobierno de entonces, se las ingenió para que todo quedara en la impunidad.

  1. EL CASO «BARRIOS ALTOS» El nombre de «Barrios Altos» identifica a un sector de la Lima tradicional, que está en la parte alta y colindante con el centro histórico, y en donde siempre ha vivido gente de clase media y popular, y que cuenta en su haber con hermosas plazas, iglesias coloniales, y algunas viejas casonas. Pues bien, el 3 de noviembre de 1991, en una de las casas de vecindad, se realizó una «pollada», esto es, una re- unión social para dar un festín a base de pollo, en el cual se cobraría una cuota de ingreso, obteniendo así fondos para mejorar ciertos servicios de la comunidad. Sin embargo, el grupo paramilitar llamado «Colina» sospechaba, o alguien se lo dijo, que ahí vivían terroristas

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AMNISTÍA Y DERECHOS HUMANOS 149 encubiertos, autores de diversos atentados en la ciudad de Lima, que precisamente estarían juntos esa noche.

Encontrando propicia la ocasión, efectivos fuertemente equipados con armas con silenciador y en carros aparentemente de uso oficial, irrumpieron en la localidad, y en menos de cinco minutos hicieron fuego graneado contra todos los presentes, hasta dejarlos aparentemente sin vida. De

esta incursión, hecha con mucha celeridad, quedaron cator- ce muertos y cuatro heridos. Por cierto, no es la única incursión que ha habido con grupos paramilitares, pero es la primera en importancia y además la que más problemas ocasionó al gobierno de Fujimori, tanto a nivel interno como externo. 4. LA DENUNCIA FISCAL Y EL PROCESO JUDICIAL

La ola de indignación que causó, agravado por hechos simultáneos que por entonces sucedieron, motivó una denun- cia fiscal, lo que llevó a que el Juzgado Penal de turno abriese una investigación para ubicar a los responsables de tales actos.

Sin embargo, a poco de iniciado el proceso, el Gobierno, a través de una dócil mayoría parlamentaria, aprobó dos leyes de amnistía, la N.° 26479 de 14 de junio de 1995...

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