Una reflexión final

AutorAlfonso García Figueroa
Páginas335-338
X.
Una reflexión final
Ningún hombre sensato, por muy agnóstico que sea, tiene “fe
solamente en la razón”.
bertrand ruSSeLL
Desde el Cielo de los conceptos, Dios nos contempla con
innumerables rostros, puesto que su faz caleidoscópica
simplemente refleja las miríadas de ojos que se han posado sobre
Él. Sin embargo, esas imágenes fragmentadas que se transforman
incesantes a lo largo de la historia tienden a recomponerse en
torno a dos imágenes privilegiadas por la atención de muchos
pensadores: el Dios de los filósofos y el Dios de los teólogos460.
El Dios de los filósofos, el Motor Inmóvil por ejemplo,
se nos ha revelado abstracto y respetable a cambio de ser
demasiado distante y hierático. El Dios de los teólogos que se
exhibe en los pasos de la Semana Santa se nos ha mostrado por
su parte humano y benévolo, pero al precio de ser muy poco
verosímil. Por eso, buscando algo así como un término medio,
aquí hemos invocado al Dios de los abogados y hemos procesado
a este extraordinario justiciable en un juicio sumarísimo como
responsable moral subsidiario de todos los males del mundo.
460 A.J. balfour, Theism and Humanism, cit.

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