Introducción

AutorFrancisco J. Díaz Revorio
Páginas7-11
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Introducción
El drama de nuestros Estados constitucionales es que en la actualidad
se ven superados sus paradigmas explicativos, sin que hayamos sido capaces
de construir otros nuevos que sirvan como referencia o modelo. En esta
tesitura, en mi opinión, la mejor salida es la revisión y adaptación de los
conceptos clásicos, que si bien responden a una positiva axiología garan-
tista, nacieron en contextos histórico-políticos muy diferentes al actual. El
reto es, obviamente, separar lo que en esa originaria elaboración doctrinal
hay de elementos esenciales a la limitación del poder para garantizar los
derechos ciudadanos, y lo que se vinculaba a la explicación o justicación
de coyunturas políticas ya superadas.
De los tres conceptos que afronta este libro, la democracia es el más
antiguo, pero también el más permanente y moderno. La democracia puede
considerarse una forma de gobierno que tiene sus orígenes en la antigüedad
clásica. Pero, entendida como auténtico gobierno del pueblo, es quizás
una aspiración nunca plenamente alcanzada, y por ello siempre presente y
siempre recurrente. Un objetivo cuya satisfacción puede alcanzar diversos
niveles de intensidad, y que nunca parece llegar a su plenitud. Por eso ahora,
milenios después de la democracia ateniense, ocho siglos más tarde de los
primeros parlamentos, tras cinco siglos de existencia del Estado moderno,
y transcurridos más de doscientos años desde la Revolución Francesa y la
independencia de las trece colonias, se sigue hablando de regeneración de-
mocrática, exigiendo la “democracia real”, buscando fórmulas para conseguir
una mayor calidad democrática. Probablemente ello obedece no solo a la
evidente ambigüedad con la que se ha utilizado en la historia la palabra
democracia, sino también a las mayores exigencias de participación en la
adopción de decisiones políticas que plantean las sociedades actuales. Por ello
el concepto de democracia es el primero que debe reconstruirse, a mi juicio,
sin olvidar su esencial y profundo signicado de gobierno del pueblo, pero
actualizando esa idea a las complejas sociedades actuales, conformadas por

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