No hay reconciliación sin tolerancia

Por Diana Seminario Marón. PeriodistaNo es fácil hablar de reconciliación en un país como el nuestro, donde las etiquetas abundan y el pasado pareciera que está a la vuelta de la esquina.La palabra tolerancia se ha convertido en un bien esquivo en la política: si no estás de mi lado estás contra mí.Al contrincante no se le combate con ideas, simplemente se le desacredita.En este contexto, resultan muy llamativas las declaraciones de Álvaro Vargas Llosa publicadas en este Diario el pasado domingo.Dice Vargas Llosa ?A veces siento que no nos contentamos con que Fujimori y muchos de sus colaboradores estén presos o que haya caído sobre todos ellos una tremenda censura moral. No nos contentamos y actuamos de un modo intolerante. Por ejemplo, si alguien como yo toma una posición distinta a otros respecto del tema de los medios, automáticamente soy descalificado. Solo falta que me digan fujimontesinista?.Y en este punto no le falta razón a Vargas Llosa. Estar en contra de lo ?políticamente correcto?, te convierte en ?intolerante?, ?defensor de intereses? o te dicen que ?añoras? la dictadura de los 90. Y muchas veces lo dicen sin sonrojarse, precisamente aquellos que durante los 90 no aparecieron por ninguna plaza a marchar contra los abusos de Fujimori, Montesinos, y su mayoría parlamentaria.Los dichos de Vargas Llosa, cuando alude a la intolerancia, revisten especial importancia viniendo precisamente de él, quien es a la última persona que podría tildarse de ?fujimontesinista?. Él no solo siempre se opuso al régimen de Fujimori, sino que en el 2011 optó por apoyar la candidatura de Ollanta Humala con el objetivo que Keiko Fujimori no llegara a la Presidencia...

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