Una espera sin fin

Por lourdes fernández calvoDetrás de un plástico azul que hace de puerta, está L.C. con el rostro desencajado, destilando indignación. ?¿Segura de que no quieres decir tu nombre??, le preguntamos. ?Sí, prefiero seguir siendo L.C.?, responde con firmeza, aunque autoriza el uso de su foto y la difusión del nombre de su madre en esta nota. Ella, Teresa Palacios, la observa desde una esquina con una mirada cansada, con una especie de resignación. Nos han recibido en un dormitorio que hace, a la vez, de comedor, en su casa en Mi Perú, en el Callao.L.C. ha decidido romper el pacto de confidencialidad que cumplía desde hace un año con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Lleva esperando nueve años (siete de ellos en una silla de ruedas) a que el Estado Peruano la indemnice por una negligencia médica, pero hasta hoy solo ha recibido promesas. ?Me da cólera, rabia, frustración. ¿Por qué a mí??, se lamenta.sin derechoDesde los 13 años, a L.C. la vida le ha sabido amarga. A esa edad, en el 2006, fue violada sistemáticamente por dos sujetos que la amenazaban con matarla si los denunciaba. Al sospechar que estaba embarazada, intentó suicidarse. Se lanzó desde el techo de su casa. Ingresó al hospital Daniel Alcides Carrión con la columna vertebral rota y los médicos determinaron que debía ser operada de emergencia para evitar una discapacidad física permanente. Aunque su operación fue programada, quedó postergada cuando los doctores y L.C. descubrieron que tenía seis semanas de gestación.?Le dijeron que tenían que esperar que diera a luz para operarla. Por el riesgo que corría, su mamá solicitó el aborto terapéutico, pero decidieron procurar la vida del feto sobre la de ella?, cuenta Brenda Álvarez, abogada del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex). Según el artículo 119 del Código Penal, el aborto terapéutico puede realizarse ?cuando es el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente?.La junta médica determinó que L.C. no corría riesgo y desestimó el pedido de aborto terapéutico. ?Le lloré a los médicos, les pedí que la operaran, pero no me escucharon?, recuerda Teresa Palacios.Casi tres meses después, L.C. sufrió un aborto espontáneo y recién pudo ser operada de la columna: para entonces ya había quedado...

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