Circo Urresti: entretiene sin alegría

Por Raúl Castro. Editor central de SociedadHabía una vez un gobierno en Sudamérica que no sabía qué hacer con la grave crisis de seguridad ciudadana que tenía.Afrontaba lo más altos índices de robos y delitos callejeros del continente, sufría extorsiones diarias a comerciantes y gente común y la corrupción de sus propias fuerzas del orden.?No es un problema real?, decían sus autoridades. ?Es solo una percepción?.En vez de aprender de experiencias de otras metrópolis como Nueva York, Londres o Tokio, que en los últimos 15 años redujeron hasta en 90% algunos de sus índices delictivos, el gobierno sudamericano lanzó solo operaciones cosméticas dirigidas a desviar la atención.En lugar de anunciar bases de datos unificadas, de elaborar perfiles delincuenciales compartidos entre la policía y el Ministerio Público, o de crear bancos de ADN criminal, acusó a la prensa de crear el miedo ?por el rating?.Evitó las estadísticas probas para no evidenciar la severa escalada de violencia. No supo crear un servicio de inteligencia que focalice en la prevención y que intervenga a las bandas antes de que actúen.Su última estrategia, sin embargo, ha tenido para ese Gobierno relativo éxito, transitoriamente. Nombraron en el cargo a un ministro claun, presto para fotos y cámaras, y diseñaron para él un guión de películas de acción y frases huecas de televisión de serie B con el cual figurar y entretener festivamente a las tribunas.Conocedor a fondo de la rutina de los medios, está a las 6.30 a.m. en los noticieros explotando las microondas en directo, desalojando mercados de autopartes robadas que al día...

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