La relección de Barack Obama: entre la polarización y el pospartidismo

AutorJosé A. Pacheco de Freitas
Páginas195-240

Page 195

A major source of the anxiety and frustration that darken the climate of democratic politics is surely the gnawing fear that our masters are intellectually baffled and analytically impotent before the long-term crises of our age.

Arthur M. Schlesinger, Jr.1

1. Introducción

Cuando este trabajo sea publicado van a haber pasado varios meses desde las elecciones presidenciales estadounidenses de 2012 y las anécdotas electorales habrán dejado de ser pertinentes. Por ello, con este artículo se pretende ofrecer al lector más que una simple crónica del proceso electoral. Se presentarán algunos aspectos estructurales y coyunturales que determinaron los confines de los comicios y se analizará a partir de ellos las candidaturas de Barack Obama y Mitt Romney, sus estrategias de campaña, el resultado de la elección, y las perspectivas para el presidente reelecto.

Entre los aspectos estructurales destacan la polarización partidaria e ideológica de la política estadounidense, los estudios sobre el poder presidencial que distinguen entre los presidentes transformadores y facilitadores del cambio, y la consolidación de la campaña permanente. Entre los coyunturales, que se dan en el marco fijado por los aspectos estructurales, están las malogradas negociaciones para un acuerdo sobre la deuda federal, la campaña republicana de restricciones al ejercicio del derecho al voto, el problema de la financiación de las campañas a la luz de la sentencia Citizens United, y la dinámica entre la reforma migratoria y el voto latino.

Page 196

Respecto a los candidatos, para el caso republicano se analiza la figura paradójica de Romney y se exploran los conflictos internos de un partido que aparece dividido, lo que se reflejó en su candidato a la vicepresidencia, Paul Ryan, y su relación con los líderes republicanos. En el caso demócrata, evaluar la candidatura del presidente a la reelección implicaba evaluar su desempeño en el gobierno. Se ha hecho hincapié además en su política exterior, por ser de especial interés para los lectores de Agenda Internacional.

Es importante hacer algunas precisiones para una mejor comprensión del panorama presentado en este trabajo. Primero, explicar que cuando se habla de derecha e izquierda en Estados Unidos (en adelante, EE.UU.), hay hoy una identificación casi total entre el conservadurismo y el liberalismo2y sus respectivos vehículos partidarios: el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Hoy la derecha son los conservadores afines a los republicanos; mientras que la izquierda son los liberales afines a los demócratas. Hay muchos conservadores y liberales que no pertenecen a ninguno de los partidos pero que suelen votar consistentemente por uno u otro. Evidentemente puede haber excepciones, pero esta dicotomía suele describir acertadamente las posiciones políticas en EE.UU., su ideología y el partido que las acoge.

Segundo, en las elecciones presidenciales de EE.UU. participan varios partidos: en 2012 hubo seis candidatos a presidente y en el siglo xx la única vez que hubo solo dos candidatos a la presidencia fue en 1964. Sin embargo, la contienda electoral solo se da entre dos partidos: el Partido Demócrata y el Partido Republicano. Ello se debe a diversos factores que no trataremos, tales como sus profundas y tradicionales estructuras partidarias, las barreras de acceso económicas y normativas, y las dificultades organizacionales para que un tercer grupo lleve una campaña nacional. Desde 1868 los candidatos de los dos partidos obtuvieron más del 90% del voto popular, con la excepción de 1912, cuando el expresidente republicano Theodore Roosevelt presentó una candidatura alternativa a la del presidente William Taft, también republicano y que postulaba a la reelección. A lo largo de este trabajo solo trataremos a los candidatos demócrata y republicano por ser los únicos relevantes en términos organizacionales y de votos.

Page 197

Tercero, en EE.UU. el Congreso Federal es bicameral, compuesto por el Senado -la cámara alta-, y la Cámara de Representantes -la cámara baja-3. Dichas cámaras son integradas por los senadores y los representantes, respectivamente, quienes son elegidos por sufragio directo. Hay cien senadores, dos por cada uno de los cincuenta estados; y 435 representantes, distribuidos entre los cincuenta estados según su población, determinada por el Censo Nacional que se celebra cada diez años. En cada una de ellas hay un presidente, además de un líder de la mayoría y uno de la minoría, según la participación de cada partido.

Cuarto, la diferencia entre el voto popular y voto electoral. El primero es simple-mente el número total de personas que votaron por un candidato. En EE.UU. cada uno de los cincuenta estados y el distrito de Columbia (D.C.) elige algunos de los 538 electores que integran el Colegio Electoral (por ello, 538votos electorales) en proporción a su representación en el Congreso (535 votos: 100 por los senadores y 435 por los representantes, más los 3 votos electorales del D.C.). A mayor población, más electores. Salvo Nebraska y Maine, el candidato que obtenga la mayoría del voto popular recibe el total de los electores del Estado, que se escogen de diversas maneras según la normativa estatal correspondiente. Es sumamente inusual que los electores se aparten del encargo recibido: suelen votar en un 99% por el candidato que venció en el voto popular en su estado. Por ello una vez determinado qué candidato ganó el voto popular en un Estado, se asume que los votos electorales irán para su partido4. Para ser electo presidente, se debe ganar el voto electoral, aunque no se gane el voto popular a nivel nacional. De hecho en 2000 el candidato republicano, George W. Bush, venció al demócrata, Al Gore, en el Colegio Electoral, y fue elegido presidente, pese a haber perdido el voto popular5. En este artículo se utilizará ambos conceptos: voto popular y voto electoral, y por «electores» deberá entenderse a los ciudadanos que votan y no a los miembros del Colegio Electoral.

2. Aspectos estructurales
2.1. La polarización partidaria e ideológica

La elección presidencial de 2012 en EE.UU. fue un capítulo más en el proceso de creciente polarización en la política estadounidense. Junto a los cambios demográficos, la polarización ha reconfigurado las estrategias electorales para obtener más votos, y la maquinaria electoral del presidente Obama, que no es del Partido Demócrata, ha sabido explotar dicha reconfiguración.

Page 198

La creciente polarización es un tema de estudio recurrente en EE.UU., y de cara a estas elecciones presidenciales el Pew Research Center for the People & the Press publicó un informe que concluía que la brecha sobre los valores políticos entre demócratas y republicanos era la mayor desde que se realiza este tipo de encuestas, hace veinticinco años, encontrándose fisuras a nivel de género, edad, raza y clase6. Dicho proceso se produjo sobre todo durante las presidencias de George W. Bush y Barack Obama, periodos en los cuales las bases de ambos partidos se mostraron sumamente críticas porque las elites se alejaban de sus posiciones partidistas tradicionales. Como contraste, vale la pena recordar que en los años 1960 ambos partidos incluían en sus filas a liberales, conservadores y centristas: había barones demócratas en el Sur que se oponían enfáticamente a las políticas progresistas de Lyndon B. Johnson, y millonarios liberales -como Nelson Rockefeller- que se oponían al conservadurismo de Richard Nixon.

En años recientes ambos partidos se han vuelto más pequeños y más homogéneos ideológicamente. Como señala Levendusky, los liberales se han vuelto demócratas y los conservadores se han vuelto republicanos7. En los últimos cuarenta años los dos grandes partidos se han vuelto cada vez más homogéneos e ideológicamente distantes. Hoy casi todos los liberales son demócratas y casi todos los conservadores son republicanos: el centro prácticamente ha desaparecido8. De hecho, cuando el presidente Obama asumió la presidencia, no existía un punto al centro donde ambos partidos pudieran encontrarse en el Congreso. Hay que retroceder hasta 1890 para encontrar una coyuntura con niveles similares de polarización.

El estudio de Pew refleja esa polarización. Si bien hay muchos valores que se mantienen similares entre 1987 y 2012, destaca el aumento de la brecha partidaria sobre los valores políticos, que pasó de un promedio de 10 puntos porcentuales entre ambos partidos a 18. La brecha ha crecido considerablemente en asuntos como la protección ambiental (de 5 a 39 puntos de diferencia), la inmigración (de 4 a 24), la religión (de 2 a 15) y el conservadurismo social (de 5 a 17). Entre la conclusiones del informe destacan dos: una, mientras que el Partido Republicano se ha vuelto cada vez más conservador (hay el doble de conservadores que liberales), el Partido Demócrata tiene una composición más equilibrada (un liberal por cada moderado); y, dos, los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR