Apuntes para la historia constitucional peruana. Los estatutos de 1879 y 1883

AutorFreddy Ronald González Centurión
Páginas1-26

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APUNTES PARA LA HISTORIA CONSTITUCIONAL PERUANA. LOS ESTATUTOS DE 1879 Y 1883

Freddy Ronald Centurión González*

RESUMEN

La Guerra que enfrentó a Perú, Bolivia y Chile entre 1879 y 1884 marcó profundamente la historia de estos tres países, de forma tal que hasta hoy, su recuerdo envenena la posibilidad de una mayor integración. La historia política y constitucional peruana fue afectada por ese conflicto, puesto que, en ese lapso, seis gobernantes pasaron por el sillón presidencial, y dos Estatutos sustituyeron efímeramente a la Constitución de 1860. Este artículo busca brindar un acercamiento a ese momento dramático de la historia peruana desde la perspectiva constitucional.

ABSTRACT

The war that confronted Peru, Bolivia and Chile between 1879 and 1884 profoundly marked the history of these three countries, so that until today, their memory poisons the possibility of greater integration. The political and constitutional history of Peru was affected by this conflict, because in that time, six presidents sat in the presidential couch, and two Statutes briefly replaced the Constitution of 1860. This article seeks to provide an approach to this dramatic moment of Peruvian history from the constitutional perspective.

PALABRAS CLAVE

Constitución de 1860, Derecho constitucional peruano, Estatuto de 1879, Estatuto de 1883, Guerra con Chile, Historia del Derecho.

KEY WORDS

Constitution of 1860, Peruvian constitutional law, Status of 1879, Status of 1883, War with Chile, Law History.

* Egresado de la Maestría en Derecho Constitucional y Gobernabilidad de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Docente de Derecho Constitucional e Historia del Derecho en la Facultad de Derecho de la USAT.

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SUMARIO

I. INTRODUCCIÓN. II. PIÉROLA Y EL ESTATUTO DE 1879. 1. El viaje del Presidente Prado. 2. La Dictadura de Piérola. 3. El Estatuto de 1879. III. DEL GOBIERNO DE GARCÍA CALDERÓN AL “GRITO DE MONTÁN”. IV. IGLESIAS Y EL ESTATUTO DE 1883. 1. El Estatuto de Cajamarca. 2. La dolorosa paz de Ancón. 3. La Asamblea Constituyente de 1884. V. CONCLUSIÓN.
VI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

I. INTRODUCCIÓN

A finales del siglo XIX, en la costa pacífica de la América del Sur, se produjo un choque bélico decisivo para el porvenir de tres repúblicas, y cuyas consecuencias, de una u otra forma, se sienten hasta nuestros días, no sólo en el tema de la modificación de las fronteras, sino también en la memoria colectiva, dificultando las posibilidades de una integración regional. Y es que uno de los problemas de los estudios históricos en los tres países involucrados, consiste en la interpretación de las cuestiones clave del conflicto que ensangrentó el territorio andino, lo que conduce a polémicas constantes al respecto.

Como resultado de esa guerra, Chile resultó vencedor frente a la defectuosa alianza formada por Perú y Bolivia. El país vencedor se anexó la provincia boliviana de Atacama, con sus grandes depósitos de guano y salitre (aún se ignoraba que en ese desierto, se encontraban algunos de los depósitos cupríferos más ricos del mundo), convirtiendo a La Paz en la capital de un país mediterráneo. Más al norte, Chile incorporó a su territorio la provincia peruana de Tarapacá, brindándole el virtual monopolio mundial del salitre, cuya venta financió los presupuestos chilenos hasta los años 1920. Además, ocupó las provincias peruanas de Tacna y Arica, generando un conflicto diplomático que no se arregló sino hasta 1929 (la discrepancia sobre los límites marítimos sería resuelta con un fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en 2014).

Para el Perú, la Guerra de 1879 fue una experiencia traumática, pues no sólo condujo a la derrota militar y la mutilación territorial, sino que a ello, se debió añadir la pérdida de

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los recursos guaneros y salitreros1, la devastación de las haciendas de la costa, el aniquilamiento de la Marina de Guerra, la ocupación de la capital y la costa, el saqueo sistemático de las instituciones culturales. Otra situación, muchas veces olvidada, es la división de la clase política peruana frente al peligro común. Muestra de esa división se evidenció en la inestabilidad política que vivió el Perú durante la guerra: mientras Chile, el país rival, tuvo sólo dos presidentes (elección presidencial incluida) en los cinco años de guerra, el Perú tuvo al menos cinco gobiernos, pasando de un régimen constitucional a una serie de regímenes de facto.

Es por ello, que queremos brindar un acercamiento puntual al ambiente constitucional del Perú en aquellos difíciles y dramáticos años. No repetiremos la conocida secuencia del proceso bélico, pero nos concentraremos en dos momentos marcados: diciembre de 1879 y febrero de 1883. En el primer momento, el país, amenazado desde el mar, observaba azorado el vacío de poder que surgió ante la inopinada partida del Presidente en funciones, y el surgimiento de una Dictadura que, apelando a la necesidad de “salvar la Patria”, pretendió desmantelar la estructura constitucional y refundar por sí sola la República en crisis. En el segundo momento, con la costa y sus ciudades en manos del ejército enemigo, mientras un sector mantenía en alto el pabellón de la resistencia, otro grupo buscaba la paz a cualquier precio, y para ello, redactaban un texto ad hoc para poder negociarla, consintiendo incluso en la mutilación de la heredad nacional.

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La historia del país [Perú] desde la independencia hasta comienzos de la década de 1870 fue una sucesión de caudillos militares en el poder político, de conflictos territoriales, de divisiones en una sociedad dominada por oligarquías rurales serranas y costeras, y de profunda crisis del sistema económico tradicional basado hasta la década de 1840 en los metales preciosos. Algunos caudillos como [Manuel Ignacio de] Vivanco y [Ramón] Castilla trataron de recomponer los límites territoriales del Virreinato, pero se toparon con el fuerte nacionalismo de Colombia,

1“Con la desaparicín del guano y el salitre se esfumaron – probablemente para bien – los sueños de levantar un Estado fiscalmente autónomo, al margen de la sociedad civil. El ánimo patrimonialista, que había arrastrado incluso a antiguos liberales como los fundadores del Partido Civil, perdió todo asidero real. El Estado peruano debió aprender a vivir de los impuestos que pagaban sus ciudadanos, como en cualquier país normal”. CONTRERAS, C; CUETO, M. Historia del Perú contemporáneo. Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 2013, p. 165.

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Ecuador, Bolivia y Chile que defendían su propia soberanía, también en formación2.

Desde 1840, el Perú vivió una bonanza económica en base a la venta del guano de las islas. Bajo los gobiernos del mariscal Ramón Castilla entre 1845 y 1862, el Estado Peruano, sobre la base de dichas rentas, montó un aparato efectivo de gobierno, ensanchando la burocracia. Los debates ideológicos no tardaron en aparecer, y tras una convulsa etapa, en 1860, se promulgó una nueva Constitución, a medio camino entre el liberalismo y el conservadurismo3. Sin embargo, la mala gestión de la riqueza guanera, y los constantes adelantos que pedía el gobierno a los consignatarios guaneros, acabaron por crear la paradoja de un país en apariencia rico, y sumamente endeudado.

Hasta 1872, la casi totalidad de los gobernantes del Perú habían salido de las filas del Ejército. Pero en ese año, fue elegido Manuel Pardo, fundador y líder del primer partido político peruano: el Partido Civil. Pese a sus esfuerzos (que incluyeron la racionalización del gasto público, y la nacionalización del salitre, lo que lo malquistó con los empresarios chilenos e ingleses que habían invertido en dicho recurso), el gobierno de Pardo no pudo detener la crisis económica que se venía anunciando, pese a lo cual, se esforzó por mejorar la educación, las vías de comunicación y la descentralización, partes esenciales de su proyecto nacional. Para empeorar el panorama, Pardo debió hacer frente a serios problemas internos, en especial, los levantamientos del popular caudillo Nicolás de Piérola, ex ministro de Hacienda de la administración Balta.

En 1876, Pardo entregó la Presidencia al general Mariano Ignacio Prado, cuyo gobierno también sufrió el acoso del pierolismo. El nuevo gobierno debió declarar la suspensión de los pagos de la deuda en 1876, descansando a partir de 1877 en las emisiones de billetes fiscales. En tal coyuntura, en medio de una gran agitación política, que incluso

2MARTÍNEZ RIAZA, A. “Estado y territorio en Iberoamérica. Conflictos interregionales. Un modelo analítico: la Guerra del Pacífico, 1879-1883”, en Revista Complutense de Historia de América N° 20, Editorial Complutense, Madrid, 1994, p. 192.

3“La Carta de 1860 continú con la tendencia de 1856 de introducir instituciones del parlamentarismo para contrapesar el poder presidencial, estableció el Estado liberal inspirado en la división de poderes y la soberanía popular, a la par que enumeraba minuciosamente las garantías individuales para proteger al individuo frente al Estado. Si bien tuvo defectos y omisiones, especialmente la independencia del PJ y la descentralización, fue muy útil y fue con ella, que un Perú convaleciente enfrentó los retos y desafíos de la reconstrucción tras la Guerra del Pacífico”. CENTURIÓN GONZÁLEZ, F. El constitucionalismo peruano en el siglo XX: evolución y análisis crítico. Tesis para optar el título de Abogado. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. Chiclayo, 2011, p. 10.

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costó la vida a Manuel Pardo en noviembre de 1878, estallaron problemas entre Chile y Bolivia, que repercutirían dramáticamente en el destino de la atribulada República.

Perú y Chile no tenían frontera común antes de 1879: entre la provincia peruana de Tarapacá y la provincia chilena de Atacama, se interponía el boliviano Departamento del Litoral. Las cuestiones...

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