Prólogo

AutorAlbert Noguera Fernández
Cargo del AutorProfesor de Sociología Jurídica
Páginas1-4

Siempre es un placer escribir un prólogo para un Manual de Sociología jurídica, pero todavía más en momentos como los actuales, donde nos encontramos con una profunda contradicción: el desarrollo general de la Sociología jurídica como ciencia está hoy, salvando las diferencias entre países, bajo mínimos, pero a la vez, nunca antes, la teoría sociológico-jurídica había sido tan necesaria para afrontar los retos del Derecho en su tiempo.

Nos encontramos ante multitud de fenómenos (globalización, procesos de integración regional, agotamiento y crisis de las instancias político-representativas tradicionales y sus actores, etc.) que han puesto abiertamente en crisis el sistema de fuentes y la forma del Derecho surgida de la Revolución francesa.

La crisis de la "institucionalidad" y su incapacidad para ofrecer soluciones se ha traducido, en el marco de la crisis en que están inmersos los países Europeos y repitiendo lo que previamente ya se había producido en América Latina, en el surgimiento de nuevos sujetos y movimientos sociales (familias desahuciadas por no poder pagar la hipoteca, movimiento sin tierras, familias sin alimentos, etc.) que buscan reorganizar su vida y redefinir la vida política al margen del Estado y por medio de la auto ejecución popular de derechos, generando nuevas prácticas jurídicas populares que le disputa la centralidad del poder regulador al Estado.1

Ello se da en un contexto donde la organización y separación disciplinaria del conocimiento, expresada en el ámbito jurídico en la imposición del positivismo jurídico como corriente hegemónica dentro de la ciencia y la docencia del Derecho, ha tenido unas consecuencias enormemente empobrecedoras sobre la disciplina jurídica, convirtiéndola en una disciplina incapaz de entender la complejidad de las nuevas transiciones sociales y sus retos, ni aportar soluciones a éstos. Veamos esto con un poco más de detalle.

La organización disciplinaria del conocimiento, es decir, su división en esferas concretas de conocimiento (el Derecho, la Filosofía, la Economía, la Psicología, la Sociología, etc.) se constituyó en el siglo XIX con la formación de las universidades modernas y se desarrolló, principalmente, en el siglo XX con el impulso en estas de la investigación científica.

Esta fragmentación del conocimiento tiene, sin dudas, aspectos positivos: en primer lugar, las disciplinas permiten organizar el saber, fijar el marco o la circunscripción de un dominio de competencia, fijar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR