Los últimos nacionalistas

Por La crisis del PNPLa prisión del líder puede encender la flama de la militancia; pero en el nacionalismo no sucede así. La doble carcelería de Ollanta Humala y Nadine Heredia es un síntoma más de devastación. Además, no se da por razones, digamos, épicas, sino complejas y lastimosamente penales. En realidad, la debacle y la sangría de militantes del Partido Nacionalista Peruano (PNP) empezaron ?contra toda lógica política? cuando este estaba en el poder. La fiebre confrontacional, sobre todo de Nadine Heredia, hacia sus enemigos fujimoristas y apristas, y hacia su disidente ala izquierda, los puso en serísimos aprietos cuando, en el último tramo de su gestión, buscaron un sucesor.Ana Jara y Daniel Abugattás, para citar solo a dos nacionalistas del más alto perfil, se apartaron cuando se confirmó que el candidato a la sucesión sería el controvertido Daniel Urresti, lanzado, retirado y vuelto a lanzar en una nerviosa seguidilla de indecisiones. El plan apenas esbozado de forzar una candidatura de Nadine Heredia ?Alan García lo bautizó efectistamente como ?reelección conyugal?? se había descartado cuando las encuestas y las primeras denuncias periodísticas de presunto desbalance patrimonial con fondos de campaña revelaron que el desgaste en los índices de aprobación era más acusado en ella que en él. El resultado de la desesperada apuesta por Urresti fue fatal: no hubo un solo congresista que alzara la voz en nombre de Ollanta ante un Congreso tremendamente hostil. Al menos, tomaron una precaución: retiraron al candidato días antes de las elecciones para conservar la inscripción del PNP, tal como lo permite la legislación electoral. Todo complotó para que la orden de 18 meses de prisión preventiva para el matrimonio, pedida por el fiscal Germán Juárez y concedida por el juez Richard Concepción Carhuancho el 13 de julio del 2017, fuese recibida con frialdad por el resto de partidos, indolentes ante la posibilidad de que la misma severidad se les aplique en el futuro. En rigor judicial, la cárcel no era tanto resultado de la gravedad de la acusación de lavado de activos (US$3 millones, según Barata) provenientes de Odebrecht en la campaña del 2011, sino de la conducta procesal de la pareja. La frustrada aplicación de Nadine para un puesto en la FAO en Ginebra y la solicitud de permiso para que sus hijas viajaran al extranjero acompañadas por otra persona se interpretaron por la justicia como una estrategia gradual de desarraigo familiar, de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR