Trump y el dólar

AutorAntonio Yonz Martínez
CargoEconomista

El “trumpismo” es, en parte la expresión del hartazgo de Estados Unidos por sobre llevar cargas que asumió hace 70 años. Una de ella es el rol del dólar como estándar monetario mundial. El billete verde es uno de los pilares más vulnerables de la estabilidad global, y el mundo no está preparado para que abandone su rol en las finanzas internacionales.

A diferencia de otros aspectos de la hegemonía estadounidense, la relevancia del dólar ha aumentado con la globalización. Bajo el sistema de Bretton Woods, diseñado para el mundo de posguerra, las economías occidentales fijaron sus tipos de cambio al dólar, cuyo valor fue a su vez fijado al precio del oro. Tras la fractura de este sistema debido a las presiones inflacionarias de los años 70, el dólar incremento su influencia.

En los 80 y 90, la apertura de las economías elevo los flujos de capitales y los gobiernos comenzaron a buscar estabilidad cambiaria mediante el manejo del tipo de cambio a través de la acumulación de reservas internacionales, que en buena parte constituyen activos denominados en dólares. Por ello, a los gobiernos les preocupan más las fluctuaciones del dólar que las otras divisas.

Además, el comercio se realiza con frecuencia en dólares y las empresas y gobiernos tienen deudas en esa moneda por unos US$ 10 millones de millones. En suma, el dólar sigue siendo la principal divisa ”ancla” para limitar la volatilidad.

Como resuelto, Estados Unidos posee un enorme poder financiero, y puede causar estragos si contrae su suministro de dólares.

Cuando la Reserva Federal (Fed) modifica su política monetaria, los efectos se sienten a nivel global.

Helene Rey, de la Escuela de Negocios de Londres, señala que muchas economías han perdido el control de sus propias políticas monetarias debido al efecto de las medidas de la Fed sobre el apetito global por el riesgo.

El retorno que recibe Estados Unidos sobre sus activos foráneos es más alto que el que los inversionistas foráneos ganan sobre sus activos estadounidenses- los gobiernos poseen de millones de reservas en activos en dólares, pero que ofrecen retornos bajos, como los bonos de tesoro-. Ese flujo de inversión hace lo posible que Estados Unidos pueda tener persistentes déficits en cuenta corriente.

Esto se ha convertido en un privilegio que Estados Unidos parece ansioso por desechar. Si bien tener una moneda sobrevaluada y déficits comerciales no preocupa su consumidor, si es doloroso para sus productores. En últimas dos...

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