La tragedia de los comunes

Por Alfredo Bullard. Abogado

En África, en las regiones del sur del Sahara, se desarrolla una tragedia humana de dimensiones colosales. El desierto se expande a un ritmo acelerado. Las tierras cultivadas disminuyen al mismo ritmo en que la hambruna y la desolación crecen.

Pero en esas áreas las cosas no siempre fueron así. En tiempos tan remotos como los del Imperio Romano, las áreas verdes hacían retroceder al desierto, que se iba poblando, poco a poco, con áreas cultivadas y con actividades de pastoreo.

No hay variaciones climáticas que expliquen el fenómeno. Hoy, con más tecnología y recursos, no estamos en capacidad de repetir la performance de los romanos.

La explicación no está en la naturaleza, sino en la ley. En los tiempos actuales predomina en la zona la actividad tribal. El principio básico es que todo es comunal, por lo que las tierras son de todos, lo que equivale a decir que no son de nadie. El efecto es el sobrepastoreo, la poca inversión y la extinción, por sobreexplotación, de las pocas fuentes de agua existentes.

Durante la invasión romana existía propiedad privada. El principio era muy sencillo: el propietario podía excluir a los demás de lo que era suyo. El dueño era dueño entonces de los beneficios del uso de la tierra. Pero era también dueño de los costos generados por su mal uso.

Si bajamos en la geografía africana vemos otro fenómeno similar, pero de signo inverso. Los elefantes son especies en peligro de extinción. La caza furtiva, dirigida a extraerles marfil, los puso al borde de desaparecer de la faz de la tierra. El aumento de sanciones y el mayor gasto estatal en fiscalización no resultaron.

La respuesta fue la privatización de elefantes. Los resultados en países como Namibia, Zimbabue y Sudáfrica han sido sorprendentes. En los últimos treinta años, estos países han dado control de su fauna a los propietarios de la tierra en la que viven los animales, incluyendo a los elefantes.

¿Los resultados? Las poblaciones de animales de Namibia han crecido en un ochenta por ciento. En Sudáfrica, las manadas de elefantes crecen a un ratio de cinco por ciento. En Kenia, la población...

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