Los trabajadores menos eficientes son los más felices en las empresas

Cuando casi tenía un año en el FT, una joven que acababa de entrar al periódico me invitó a tomar un trago. Apenas había dado el primer sorbo de un vino blanco agrio cuando me confesó su total aburrimiento por tener que escribir noticias corporativas mundanas y me preguntó si yo también me sentía igual. Le respondí que no pero me pareció muy interesante.?Realmente te envidio?, me dijo con sus ojos grandes y redondos fijos en mí. Me acomodé en mi asiento preparándome para escuchar lo brillante que era como periodista en finanzas. Pero en lugar de eso me dijo: ?Pareces tan feliz con algo tan poco exigente. Ojalá pudiera ser así, pero no puedo. Siempre he sido una maniática por desempeñarme cada vez mejor?.Como cualquier chica de 25 años, insegura y muy ambiciosa, no me sentí para nada contenta al ser ubicada en el grupo de los menos competentes,ni me deje engañar por la falsa envidia. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que ella conocía una verdad general que casi nunca se reconoce: los menos eficientes resultan ser los trabajadores más felices y pueden ser objetos dignos de envidia.La semana pasada me enviaron un nuevo trabajo de investigación que muestra que los empleados con peor rendimiento son con frecuencia los más comprometidos. Es un cambio radical de la opinión general acerca de que el rendimiento y el compromiso van de la mano, pues se supone que los que tienen un alto rendimiento deben ser los motivados y los que animan a todos, mientras que los de bajo rendimiento pertenecen al grupo con mala reputación, que no son comprometidos y que andan de mal humor.Sin embargo, de acuerdo con la consultora Leadership IQ, a los trabajadores con más bajo rendimiento en casi la mitad de las compañías encuestadas les fue mucho mejor que a los de mayor rendimiento en tres mediciones sobre compromiso. Los primeros tenían mayor disposición para ?dar el 100%? de sí, para recomendar su compañía a otras personas y para pensar que sus jefes trataban a las personas de manera justa.La consultora concluye que esta es una consecuencia preocupante de una mala gestión. En estas compañías, a los menos eficientes no se les dice que son ineficientes, sino que se les deja seguir adelante creyendo que lo están haciendo bien. El resultado es que sus compañeros más competentes y que se esfuerzan más en el trabajo llegan a resentirse con ellos y terminan volviéndose cínicos, sin compromiso, críticos acerca de la compañía y dispuestos a abandonar su trabajo en el...

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