Santos y la subversión

Por Hugo Guerra. Periodista

Mientras el presidente del Consejo de Ministros sustenta ante el Congreso su pedido del voto de confianza en la reiteración del diálogo, el presidente regional de Cajamarca y cabecilla de la revuelta antiminera, Gregorio Santos, patea el tablero y se niega a cualquier negociación civilizada. Frente a esto emergen la clásicas preguntas leninistas: ¿qué hacer?, ¿por dónde comenzar?

Para encontrar un derrotero es preciso establecer bien cuál es la situación actual: la protesta contra el proyecto Conga comenzó hace 11 meses con la manipulación de informes oficiales desde dentro del Ministerio del Ambiente, en un acto que constituyó una traición contra el gobierno de Humala a manos de sus antiguos socios electorales de Tierra y Libertad. Y hoy sabemos que el problema nunca fue técnico, sino político.

La legítima preocupación por el agua fue manipulada por los agitadores nucleados en torno tanto a Santos como a Arana y, sobre todo, a Wilfredo Saavedra. Respectivamente, un senderista no reciclado, un representante de las ONG enemigas de la empresa Newmont a nivel mundial y un emerretista no arrepentido por los crímenes perpetrados por su banda terrorista.

La violencia desatada por ese trío sedicioso cobró varias muertes de civiles a entera responsabilidad de los agitadores. También le costó al gobierno dos gabinetes ministeriales. El primero, presidido por Salomón Lerner, demostró incompetencia para imponer la autoridad estatal; y el segundo, encabezado por Óscar Valdés, supuestamente, incurrió en exceso de fuerza para controlar una situación desbordada.

Fue injusta, sin embargo, la salida de Valdés porque el esquema de los ?facilitadores? del diálogo ha fracasado rotundamente...

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