San Marcos en el ojo de la tormenta.

AutorGracia R
CargoOTROS SENDEROS

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

En junio de 2010, el campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) fue el escenario escogido por un grupo de manifestantes que exigía la liberación de Abimael Guzmán y otros líderes terroristas. El suceso conmocionó a todos los sectores de la sociedad. Como respuesta a este hecho, el presidente de la República, Alan García, señaló que, de llevarse a cabo otra manifestación de esta índole, procedería a intervenir la Universidad. El rector de la UNMSM en ese entonces, Luis Izquierdo, pidió apoyo a las autoridades para controlar la situación en el campus y expulsar a los senderistas que se encontraran en su interior.

La marcha fue interpretada desde diversos ángulos: uno de ellos subrayó la particularidad del espacio universitario como terreno fértil para la promoción de ideas extremistas. El 18 de junio de 2010, tres días después de la marcha, la Unidad de Investigación de El Comercio publicaba un reportaje sobre la presencia de huestes senderistas en la residencia sanmarquina. El titular señalaba que la residencia y el comedor estaban controlados por Sendero Luminoso, aunque en la nota se decía que solo una docena de estudiantes de la residencia había sido identificada como cercana a la agrupación terrorista. Además de esta noticia, algunos medios destacaban que la UNMSM se habría convertido "otra vez más" en el santuario de Sendero.

Solo unos meses antes, a fines de 2009, me encontraba realizando una investigación sobre las circunstancias que facilitaron la entrada y la presencia senderista en la UNMSM durante la década de los ochenta. Me llamó la atención este fenómeno no solo por la limitada bibliografía existente sobre el tema, sino también por lo que significaba ser universitario en un período tan violento de la historia del país, en el que además el debate ideológico ocupaba un lugar central.

En el transcurso de mi investigación descubrí que la cantidad de senderistas en la Universidad fue limitada y solo se incrementó a finales de la década. Para buena parte de la opinión pública, sin embargo, la UNMSM estaba completamente capturada por los grupos terroristas, lo que en gran medida permitió que la sociedad mirara con buenos ojos su militarización en los noventa. Esta percepción respondía al papel que jugaron los medios de comunicación frente a la violencia política. Como he podido verificar, durante estos años y los siguientes la mayoría de medios ayudó a cimentar la idea de que el estudiante sanmarquino era terrorista. En sus reportajes se menciona que la UNMSM se convirtió en un espacio desde el cual...

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