Regiones: rótulos y realidades

Por José Carlos requena-Editor de Regiones-La campaña electoral en ciernes y la notoriedad de algunos gobernadores regionales deberían poner en agenda, nuevamente, la relación entre el gobierno nacional y los gobiernos regionales, y la postergada regionalización, una de las demandas democráticas que retomó fuerza durante los últimos años del fujimorismo. Entusiasmo inicial que hizo que el gobierno de Alejandro Toledo creara las regiones sobre la base de los departamentos y organizara los primeros comicios regionales en el 2002.Pero con el pasar de las administraciones el interés ha ido decayendo. Un reciente reporte de Prodes indica que ?durante el 2014 se ha mantenido el desinterés compartido por el gobierno nacional y los gobiernos regionales para la conformación de regiones?.¿Debe esperarse mucho de los gobiernos? En teoría sí, ya que son los que definen el destino de sus respectivas colectividades. Pero la realidad indica que no tienen ningún incentivo para modificar la situación, y, por el contrario, existen fuertes estímulos para que no cambie. La regionalización se basó en dos pilares que parecen haberla condenado a la inmovilidad: el modelo departamental y la elección democrática de sus líderes. Los departamentos fueron establecidos con criterios que no corresponden a la actualidad. Es común ver provincias que se sienten más cercanas a la capital de la región vecina que a la propia (Pampas, en Huancavelica, respecto a Huancayo), o encontrar municipios vacíos en pueblos andinos ?como en Cañaris, en Ferreñafe, Lambayeque?, huérfanos de autoridad: el alcalde pasa más tiempo en la costa realizando gestiones. Además, al basar su primer paso en democratizar el poder, también se abrió espacio, involuntariamente, al principal origen de su descrédito: la corrupción, presunta o...

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