Recordaris para Jose Watanabe y la orquidea.

CargoCULTURA

Toda una vida esperando Y tú Dios no estabas, en qué ibas pensando ¿Y por dónde andabas? ¿Vacacionando? Tenía ya los ojos cansados, eso pensó mil años, todos aquellos de su juventud prolongada.

La luna vital, no se cansa nunca, viene puntual, se adelanta muchas veces, es más tempranera y llega al atardecer sonriente. Espera impaciente al poeta José, para venir a verte flor morada, de acompañarnos no está cansada.

Amores ajenos espectando Sus alegrías llorando Orquídea en suspiro respirando De París no había partido, tal vez muy ocupada cantando Nos ilumina protectora camino a Huamanga en los trigales, en añejos y ajenos corazones, rumbo esta vez a la ilusión buscada.

¿Soy acaso mitad del hombre, empequeñecido por cansancio y la entrega fiel a la nada? ¿Tengo acaso la vida olvidada?

Los setentas en San Marcos, en vano por ti ilusionando Y San Marcos te esperaba y tú con José en arquitectura pensando Llegaste cuando la juventud se fue envejeciendo En cien años, lozana, fresca, hermosa, virtuosa, talentosa, divina; y San Marcos revolucionando Y los hombres casi humanos amaron la gigantez de tu alma y la vida es cosa cotidiana, aquí y en la vida meridiana, no hay amor eterno para los poetas, es decir vida continua enamorada. La compañía cotidiana es para los comunes, con poesía no se compran los limones. Confórmate poeta, a ti te aman en los instantes supremos.

Feliz de ti Wata, la encontraste musitando En tus amaneceres nocturnos, transitando Ella espera, a la hora de andar, en ti soñando En las calles de la penumbra iluminada, por tu cantar añorando Pausado en prisa de ancianidad, al campo el sentimiento va saliendo, y el sentimiento se hizo nube, Watanabe, protegerá a flor de la selva alta, allá, el sol es...

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