Observaciones introductorias sobre el estado actual de la democracia y el constitucionalismo

AutorAlessandro Pizzorusso
Páginas29-34
Observaciones
introductorias
sobre
el
estado
actual
de
la
democracia
y
el
constitucionalismo*
Alessandro Pizzorusso ··
En
el
periodo
histórico
que
ha
seguido
a
la caída
de
la
Unión
Soviética y
de
los
regímenes
comunistas
en
los
otros
países
del
bloque
que
lideraba,
y
también
a la
abolición
del
régimen
del
apartheid
en
la
Unión
Sudafricana
y al fin
de
las
dictaduras
militares
que
habían
conquistado
el
poder
en
algunos
países
latinoamericanos,
se
había
difundido
en
el
mundo
la
opinión
según
la
cual
la ideología democrática,
que
se
había
venido
afirmando
progresivamente
en
occidente a
partir
del
siglo XVII,
no
obstante
la
incertidumbre
que
también
determinaron
sus
mejores
aplicaciones,
fuese
ya
falta
de
alternativas capaces
de
rivalizar
con
ella y apareciera
por
tanto
destinada
a
difundirse
en
todo
el
planeta
1
Las vicisitudes
que
se
han
desarrollado
en
los
años
que
han
sucedido
desde
entonces
hasta
hoy
permiten
sin
embargo
adelantar
cualquier
duda
sobre
el
fundamento
de
tal
pronóstico,
ya
sea
porque
continúan
existiendo
muchos
países
en
cuyos
ordenamientos,
también
autocalificándose
como democráticos,
se
encuentran
lejos
de
poder
ser
considerados
como
plenamente
respetuosos
de
los
principios
propios
del
"constitucionalismo",
ya sea
porque
permanecen
fuertes
incertidumbres
sobre cuales
sean
los
modos
más
apropiados
para
realizar
dichos
principios
y
para
defenderlos
de
las
amenazas
de
varios
tipos
a los
cuales
están
expuestos,
entre
los
que
priman
el
populismo
y la
demagogia
2
Es
también
indiscutible
que,
en
las
constituciones
de
gran
parte
de
los
estados
entre
los
cuales
los
habitantes
del
planeta
tierra
y
los
territorios
que
lo
componen
actualmente
se
reparten,
encontramos
frecuentemente
enunciadas
prescripciones
que
califican
como
principios
fundamentales
del
ordenamiento
jurídico
los
cánones
esenciales
de
la
democracia
y,
por
el
contrario,
raramente
encontramos
enunciados
correspondientes
a
las
ideologías
que
aún
hoy
se
contraponen
radicalmente
a ella
como
ocurría
en
los
siglos
pasados
cuando
así
lo
hacían,
ya
sea
los
defensores
de
las
monarquías
absolutas
que
se
remitían a la gracia
divina
como
factor
de
legitimación
del
poder
que
ejercían,
ya
sean
los
autócratas
que
se
valían
del
consenso
recogido
disfrutando
la
ignorancia
de
las
masas
o
del
uso
sin
prejuicios
de
la violencia militar o policial.
Los ordenamientos
del
tipo
de
las monarquías
absolutas,
atribuibles
comúnmente
al
modelo
del
ancien
régime
vigente
en
Francia y
en
otros
lugares
hasta
el
siglo
XVIII y
luego
"restaurado",
pero
no
sin
importantes
modificaciones, al final
de
las
guerras
napoleónicas
3,
del
Congreso
de
Viena,
se
han
venido
extinguiendo
progresivamente
(excepto
quizás
en
algún
estado
de
pequeñas
dimensiones),
como
consecuencia
de
la
difusión
del
constitucionalismo,
propagado
en
Occidente
en
el
curso
del
siglo
XIX,
mientras
los
ordenamientos
inspirados
por
ideologías
autoritarias
con
trasfondo
populista,
cuya
realización
se
aprecia
sobre
todo
en
el fascismo italiano, el
nazismo
alemán
y,
con
variantes
más
o
menos
marcadas,
los
gobiernos
de
tipo
militar
que
se
dieron
en
muchos
países,
(comúnmente,
sin
embargo,
por
períodos
bastante
limitados
en
el
tiempo),
han
padecido
una
clara
derrota
en
la
segunda
guerra
mundial
y ya
aparecen
universalmente
objeto
de
valoraciones negativas.
A la
par
los
ordenamientos
inspirados
en
los
principios del marxismo-leninismo,
que
inicialmente
prometían
ir
más
allá
de
los
principios
liberal-
demócratas
en
el sentido
de
realizar formas
de
acción
que
superasen
la concepción
meramente
"formal"
de
la igualdad,
han
fallado largamente
en
estos objetivos
y los
estados
que
siguieron esta dirección,
aún
en
los
casos
en
que
no
se
han
convertido
explícitamente
a los
principios
del
constitucionalismo
occidental,
han
atenuado
llamativamente
las posiciones
que
los
contrapusieron
a
ellos,
así
que
no
parecen
presentarse
más
como
una
real
alternativa
con
respecto
de
los otros.
Al
fin, los
ordenamientos
de
los
estados
tendencialmente
confesionales
que
más
claramente
resultan incompatibles con la libertad religiosa y con
El
texto fue traducido
por
Guillermo Ornar Gonzáles Cucho. Agradecemos asimismo la revisión
de
la
traducción
al
doctor
Giovanni
Priori Posada, Profesor
de
la Pontificia
Universidad
Católica
del
Perú.
Catedrático
de
la
Universidad
de
Pisa
-Italia.
1 R.A. DAHL,
On
Democracy [1998], traducción italiana: Sobre la democracia. Laterza, Roma-Bari, 2002,p.3 ss
2 Sobre el tema, Y MENY, Y SUREL,
Par
le
peuple,
pour
le
peuple.
Le
populisme
et
les
dénwcraties,
Fayard,
Paris,
2000.
3 A decir
verdad,
el mismo regimen realizado
por
Napoleon
Bonaparte había restaurado
muchas
instituciones
del
ancicn
regime,
pero
para
algunos se presentaba como
sostenedor
de
las ideas
de
la revolución
de
1789, simbolizada
por
el tricolor,
capaz
de
mantener
con vida
el
entusiasmo
que
había despertado.
Donde
el equívoco
de
las formas
de
gobierno
que
más
tarde
vendrán
reconocidas
a
la
noción
de
bonapartismo.

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