La obra del papa Francisco: un pontificado de reformas

Por José María Poirier Lalanne. ?La Nación? de ArgentinaUn primer cambio introducido en la Iglesia Católica por Francisco es el lenguaje. Puede parecer una mera cuestión formal, pero en realidad es algo mucho más profundo. No se trata del abandono de ciertas expresiones curiales o de palacio, sino de atreverse a tratar con palabras usuales y de manera clara determinados temas de los que se tenía conciencia, pero que no se afrontaban. Incluso animarse al sinceramiento y a la aceptación de la propia humanidad herida por las interrogantes más dolorosas, como cuando afirmaba recientemente que no hay respuesta a la pregunta sobre el sufrimiento de los niños. Acaso todo comenzó con su primer saludo como Papa a la muchedumbre reunida en la Plaza de San Pedro, con esa seguidilla de cuando dice ?Buenas tardes?, le pide al pueblo que rece para que Dios lo bendiga, y se despide deseándole a todos un ?buon riposo?. Habría que remontarse a Juan XXIII, que también alcanzó una sorprendente empatía con la gente a través de los gestos afectuosos y el hablar sencillo. Después está su deseo de una Iglesia pobre y misericordiosa, capaz de asistir a los heridos como un hospital de campaña, su manifiesta prioridad ecuménica, su repregunta: ¿quién soy yo para juzgar a los demás? Y también la distinción que marca entre pecadores y corruptos, su llamado a ir a las periferias existenciales, la jerarquía de valores en el campo de la teología moral, la dimensión histórica en la comprensión de las Escrituras, la condena de toda economía de exclusión y de la idolatría del dinero, la desconfianza ante los fundamentalismos y las espiritualidades sin Dios.Cabe señalar la atención prestada a la piedad popular y a la fe de los más humildes, casi como un correctivo a quienes tienden a ideologizarla. Cuando dice que la Navidad habla de ternura y de esperanza, pone el ejemplo de los niños frente a sus padres. Así parece referirse a la parábola del hijo pródigo y querer presentarse en la línea de ese padre a la espera. Todo esto no desdice la firmeza y la severa determinación para enfrentar lo que puede ofender la ternura de Dios. Por eso su política de reformas: tolerancia cero ante los abusos sexuales, transparencia de las finanzas, reformulación del gobierno central. Se trata de recuperar virtud y credibilidad y de obrar en función del bien común. Quizá la convocatoria mundial para pedir por la no intervención militar en Siria y la carta enviada a Vladimir Putin valgan como...

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