Nota preliminar

AutorFrederick Schauer
Páginas7-34
- 7 -
N 
Juan Ruiz Manero
– I –
Cuando, conduciendo nuestro coche, nos topamos
con un semáforo en rojo que indica que debemos
detenernos para dar paso a los peatones que esperan
para cruzar, de ordinario detenemos, en efecto, el
coche y creemos que esta es la forma como debemos
comportarnos en esa circunstancia.
Pero si, cuando nos topamos con un semáforo
en rojo, somos seguidos de cerca por un autobús que
mantiene una velocidad tal que, en caso de detener-
nos, chocará contra la parte trasera de nuestro coche
y observamos que no hay peatón alguno que espere
para cruzar, ¿debemos detenernos?
Y si el semáforo en rojo se encuentra en mitad
de una carretera recta que no se cruza con otras, que
atraviesa una extensión de terreno deshabitada y que
en ese punto nos ofrece plena visibilidad, de forma
JUAN RUIZ MANERO
- 8 -
que estamos seguros de que no hay peatón alguno
esperando para cruzar, ¿debemos también detenernos?
En el primero de los ejemplos, el problema
surge por el carácter de regla de la prescripción que
seguimos. Las reglas son prescripciones que califican
deónticamente —como obligatoria, prohibida o
permitida— una cierta acción (en este caso, detener
el vehículo) dadas determinadas circunstancias del
contexto (en este caso, que estemos circulando en un
vehículo y que nos topemos con un semáforo en rojo).
Esto es, la regla tiene en cuenta determinadas circuns-
tancias y, al hacerlo así, soslaya como irrelevantes todas
las demás. Desde luego, la situación nunca puede ser
descrita de forma completa aludiendo meramente
a dos circunstancias: a que nos encontramos en un
vehículo y que nos topamos con un semáforo en rojo.
Pues el vehículo será de determinada marca y modelo,
tendrá uno u otro color, viajaremos solos o acompa-
ñados, luciremos una corbata verde o de otro color
o ninguna corbata, iremos escuchando la radio o no,
etc. Cualquier situación puede ser descrita aludiendo
a un número en principio ilimitado de propiedades
o circunstancias presentes en ella. Ocurre, sin embar-
go, que la inmensa mayor parte de las circunstancias
presentes en la situación, distintas de encontrarse en
un vehículo y habernos topado con un semáforo en
rojo, deben considerarse, en efecto, tal como son con-
sideradas por la regla, como irrelevantes: el logro del
propósito que se persigue con la regla —incrementar
la seguridad en el tráfico rodado, suponemos— no se
ve afectado por el color del vehículo, ni por el hecho
de que vistamos de una u otra forma, ni por ninguna
de las circunstancias, distintas de aquellas que la regla

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR