No tengo ganas

Por Patricia Del Río. Periodista

Este 25 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día de la No Violencia Contra la Mujer. Se supone que debería escribir una columna sobre el tema. Se espera, como ya se ha hecho habitual, que reflexione sobre lo que significa vivir en una sociedad en la que casi el 40% de mujeres entre 15 y 50 años declara haber sido golpeada por su pareja. Sé que debería intentar, con gracia, estilo y un par de lisuras bien puestas, quejarme porque 174 hombres intentaron este año matar a sus compañeras, y 63 realmente lo consiguieron. Y está claro que podría contarles la cantidad de noticias que últimamente he leído sobre mujeres quemadas, pateadas, escupidas, violadas. Incluso, podría exponer mi propia experiencia sobre los insultos que me llegan en la calle, o por la web. Y podría sentarme a esperar los testimonios de otras chicas que, al leerme, se animen a confesarme que aún les duele el labio que su ex novio les partió de un manazo.

Claro que podría hacerlo, es más debería, pero esta vez no encuentro las palabras. Ni la motivación. Y no porque el tema no dé para más. O porque la violencia haya disminuido; sino porque simplemente hoy no tengo ganas de insistir en que la violación sexual es un arma de guerra que se usa en todo el mundo contra nosotras cuando hay conflictos bélicos, y que a nadie le importe. Me disculparán pero justo ahora no me provoca quejarme de que hay cerca de 500 denuncias de mujeres que fueron ultrajadas sexualmente durante la lucha contra el terrorismo, y no se ha hecho nada al respecto.

Qué será, no sé. Tal vez simplemente ya no estoy de humor para que ciertos caballeros me salgan con esa...

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