No debe haber retroceso

Por Lino De La Barrera Laca (*)

Le duela a quien le duela, la formalización de los trabajadores del transporte urbano en la ciudad es un paso inevitable que se debe dar en la ciudad de Lima.

Claro está que el camino para lograrlo va a ser empedrado y lleno de complicaciones. Y es que el tema es sumamente complejo. Empieza a comienzos de la década de los 90, cuando pasamos súbitamente y de golpe de un esquema de regulación tarifaria a una total desregulación. Esto, sumado a la libre importación de vehículos usados, originó un fenomenal crecimiento en el número de empresas dedicadas al rubro del transporte, así como cambios radicales en las condiciones de competencia.

Este cambio encontró a un Estado con una institucionalidad muy débil que tuvo dos efectos. Ambos muy malos.

Primero, la generación de la denominada cultura combi y, segundo, que la rentabilidad del transportista se sustente en malas prácticas como el ?comisionismo?, la contratación de conductores evadiendo las leyes laborales y ningún control en las largas horas de trabajo.

Este esquema perverso e informal es el que subsiste hasta nuestros días. Los conductores y cobradores son la cara visible de un esquema de capitalismo primitivo en el que la renta está antes que la seguridad y prevalece la obtención de la ganancia a cualquier precio.

Para conseguir los resultados esperados, a estas personas no les importa violar las normas de tránsito o poner en peligro su propia vida y la de los pasajeros que transportan en alocadas carreras.

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