El Acuerdo Comercial con la Unión Europea: un largo camino para abrir la puerta a portunidades y desafíos

AutorJorge Valdez y Farit Docarmo
Páginas9-30
El Acuerdo Comercial con la Unión Europea: un largo
camino para abrir la puerta a oportunidades y desafíos
Jorge Valdez y Farit Docarmo
En febrero de 2010 concluyeron las negociaciones de un Acuerdo Comercial entre
Perú, Colombia y la Unión Europea, hecho que representa un logro al introducir
mayor estabilidad jurídica a las relaciones económicas entre el Perú y un mercado de
500 millones de habitantes de alto poder adquisitivo, a la vez que importante fuente
de inversión productiva. El acuerdo está llamado a ser una herramienta que siente
las bases para crear una relación basada, entre otros aspectos, en el fomento e inter-
cambio de tecnologías para la innovación que, con un adecuado aprovechamiento,
mejore la calidad de la inserción internacional del Perú, diversique nuestra estruc-
tura productiva e incorpore al país a la economía del conocimiento.
Esta negociación es expresión de la opción por un modelo de desarrollo que busca
mejorar la calidad de la inserción del país en el mercado mundial, en consonan-
cia con la Vigésimo Segunda Política de Estado del Acuerdo Nacional referida a la
Política de Comercio Exterior para la Ampliación de Mercados con Reciprocidad,
cuando señala que «el Estado peruano, busca lograr la inserción competitiva del país
en los mercados internacionales, para ello busca nuevos y mejores acuerdos comer-
ciales orientados a incrementar y diversicar mercados para productos y servicios
nacionales con valor agregado». Siguiendo esa política, el comercio exterior del Perú
representa hoy poco más del 35 por ciento del producto bruto interno (PBI) nacio-
nal, según la última publicación de Indicadores del Desarrollo del Banco Mundial.
El texto negociado, al igual que los demás acuerdos suscritos o negociados por el
Perú, se sitúa también en el marco del artículo XXIV de la Organización Mundial
del Comercio (OMC), que establece ciertas excepciones al principio de la nación
más favorecida (NMF) que inspira a la OMC, al permitir a los Estados llevar a cabo
acuerdos bilaterales o birregionales si eliminan «aranceles y otras regulaciones del
Agenda Internacional
Año XVII, N° 28, 2010, pp. 9-30
ISSN 1027-6750
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comercio» en «sustancialmente todo el comercio» entre ellos, sea bajo la forma de
una unión aduanera o de una zona de libre comercio, en la que los países mantienen
sus respectivos aranceles externos por separado y los aplican observando las reglas de
origen que ellos denen.
Aunque la frase «sustancialmente todo el comercio» ha tenido interpretaciones exi-
bles a la hora de estructurar acuerdos comerciales, es usualmente aceptado que sean
apenas unos cuantos sectores sensibles —usualmente políticamente sensibles— los
que se exceptúan o se someten a un proceso de desgravación más prolongado.
Es en este doble marco proporcionado por el Acuerdo Nacional y por el régimen de
comercio internacional de la OMC, que el Estado peruano ha venido trabajando
desde hace varios años creando una red de acuerdos comerciales con los que espera,
además, convertirse en una plataforma para la producción y los negocios desde la
costa del Pacíco sudamericano. En ese contexto, luego de ensayar lograr un acuerdo
de asociación bloque a bloque entre la Comunidad Andina (CAN) y la Unión Euro-
pea (UE) y que incluyera diálogo político, cooperación y comercio, en diciembre
de 2008 se dio paso a un esquema de negociación de un Acuerdo Comercial con
aquellos países de la Comunidad Andina que tuvieran la intención de negociar un
acuerdo amplio y exhaustivo que incluyera lo sustancial del comercio entre las partes.
En esta ocasión, Perú, Colombia y Ecuador1 optaron por continuar con la negocia-
ción de un Acuerdo Multipartes con la Unión Europea. Así, en febrero de 2009, se
inició en Bogotá, Colombia la primera ronda de negociaciones del Acuerdo Comer-
cial bajo este nuevo formato, que luego de nueve rondas nalmente se concluyó el
pasado 28 de febrero.
El presente artículo contiene algunas reexiones a partir del contenido del texto nego-
ciado en esta oportunidad, de algunos de los episodios propios de la negociación, en
especial el reemplazo de la negociación CAN-UE por el formato empleado; también,
algunos de los desafíos que emergen si es que esperamos obtener el mayor benecio
posible de estos mecanismos —en particular de este acuerdo— y que corresponde a
la agenda nacional abordarlos.
Los acuerdos de libre comercio suelen analizarse con categorías que otorgan signi-
cado a las relaciones entre Estados y que provienen tanto desde la ciencia política
como desde la economía. De esta manera, las decisiones inherentes a la negociación
suelen ser juzgadas como si se tratara de actores unitarios y racionales en la bús-
queda de objetivos previamente denidos, orientando el análisis a determinar en
1 Ecuador aceptó en principio la invitación de la UE para este formato de negociación, pero luego anunció
su retiro hasta que se arribase a un acuerdo con la UE en el marco de la OMC sobre el banano. Colombia y
Perú continuaron con la negociación hasta su término.

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