Nada de lágrimas

Por Elkin Sotelo. Enviado especial

Mendoza, Argentina. En algún momento un estilo se termina por imponer. Uruguay sufre cuando le ponen la pelota al piso y así tuvo Perú su mejor momento. Pero los charrúas son fieras cuando van por alto y contragolpean y en eso ayer no se equivocaron. El desnivel fue claro y la derrota peruana inobjetable. Duele, pero vale para aprender.

Los celestes salieron agresivos en el juego que mejor dominan: por arriba. Así lo hizo el zaguero Fabricio Formiliano, quien en su primera intervención hizo un gol que fue anulado por apoyarse en su marcador, pero acto seguido buscó otra oportunidad y ganó en el centro del área anotando de cabeza el 1-0. A Perú esto lo sorprendió, pero tuvo actitud para seguir con su propósito.

Hasta que llegó lo de Jean Deza. Lo que hizo se llama inmadurez, inexperiencia. En sus ganas de alcanzar el resultado pecó de jugador de barrio y en su primera jugada quiso hacer un gol con la mano cuando el centro de Edison Flores le quedó muy alto. Vio muchos videos de Maradona y la mano de Dios, y eso se le quedó. El juez Carlos Vera le sacó la tarjeta amarilla y minutos después tuvo que expulsarlo porque Deza hizo un amague y ni bien sintió una sombra uruguaya se arrojó al piso sin que hubiera foul.

Eso exacerbó el espíritu peruano y aunque estuvo buen tiempo con un hombre menos, manejó el partido a un ritmo pausado en el que Yordy Reyna seguía siendo el hombre peligroso y una patada en la cara que le propinó Emiliano Velázquez ocasionó que el partido se nivelara en expulsados. Perú seguía proponiendo mejores ideas y así llegó el empate, cuando ?Orejas? Flores tomó la pelota y puso un pase que dejó habilitado a Reyna y el delantero, a un toque rápido, definió al segundo palo del golero De Amores.

En la segunda mitad...

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