Jorge Basadre
Páginas | 176-177 |
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JORGE BASADRE
(Tacna, 1903- Lima, 1980)
EL PERÚ ES UN PAÍS CON GRANDES ENCRUCIJADAS en su historia. Encarar con
optimismo sus dilemas, enlazando el pasado con el presente y éste proyectándolo al
futuro, fue la tarea vital de Jorge Basadre.
Nació donde empezaba el Perú: Tacna, cuya condición de ciudad cautiva de
un ejército invasor templó su conciencia de nación; desde niño forjó una idea de
patria e identidad que repudiaba la opresión y el sometimiento.
Realizó sus primeros estudios en el Colegio Alemán y en el Colegio
Guadalupe. A los 16 años ingresó a la Universidad de San Marcos, para marcar una
conmoción en la interpretación de la historia del Perú.
La historiografía decimonónica de Mariano E. Paz Soldán y Manuel
Mendiburu, nos había enseñado que la historia de la República - coincidentemente
con Thomas Carlyle- era la gesta de las grandes personalidades, de su voluntad
heroica y el azar del destino; cuyo escenario era exclusivamente el Estado y su
motivación: el poder y/o la gloria. Tuvimos que aguardar la generación del
«novecientos» con Riva Agüero, Julio C. Tello y Rubén Vargas Ugarte, para
extender nuestra visión de la historia a la literatura, la antropología, la educación y la
religión, para así aproximarnos a los fenómenos que delineaban nuestra memoria
social.
Había que superar el providencialismo del pasado y modificar el fatalismo
del devenir. El Conversatorio Universitario, magnífico laboratorio dialéctico de
búsqueda e interpretación del Perú, asoció a una nueva generación de historiadores,
entre quienes sobresalieron Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea y Jorge
Guillermo Leguía. Dicha generación adquirió sonoridad con el discurso académico
pronunciado por el historiador tacneño: «La multitud, la ciudad y el campo en la
historia del Perú» (1929), donde busca una interpretación que cancele los anatemas y
las exclusiones, que sin menoscabar el papel de los individuos reconozca el
protagonismo colectivo; la historia como totalidad que incorpore la vida rural y lo
andino, sin excluir lo urbano e hispano. A los factores subjetivos y religiosos
sumarles lo tangible y económico: en resumen, no despojar a nuestra historia de sus
elementos autóctonos y populares, reconociendo, además, la existencia de lo
occidental y aristocrático.
Sus inspiradores fueron su tío abuelo Modesto Basadre y Chocano (1816-
1905), historiador de los años iniciales de la República, y Carlos Wiesse (1859-
1945), «maestro de la continuidad del Perú», como dice Porras, cuyos libros le
invitaron a «la búsqueda de la nacionalidad», preocupación en la que no tuvieron
tregua ni descanso.
En 1931 Basadre publica su temprano ensayo «Perú: problema y
posibilidad», obra donde da a conocer al ensayista trascendente, al sociólogo
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