Infraestructura inferencial

AutorCristián Santibáñez
Páginas111-147
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Infraestructura inferencial
4.1. INTRODUCCIÓN
Hemos visto que una red de comportamientos cooperativos de distinto
tipo (reciprocidad, reciprocidad fuerte, mutualismo, altruismo), está evolu-
tivamente atada a la facultad argumentativa. He enfatizado que, de hecho,
la argumentación solo pudo emerger una vez que estos comportamientos ya
eran estrategias evolutivas estables. Esto fue posible, a su vez, solo porque el
comportamiento cooperativo fue y es característica social básica en nuestros
ancestros cercanos para efectos de éxito adaptativo46.
Desde una perspectiva transicional, y en relación con capacidades cog-
nitivas en otras especies y en el desarrollo ontogenético de la nuestra, cabría
preguntarse entonces: ¿hay habilidades cognitivo-inferenciales intermedias
entre el acto lingüístico y público de dar razones y el comportamiento coo-
perativo? Lo que parece una pregunta sensible, esconde una incomprensión
elemental: la cooperación supone un entendimiento inferencial de inten-
46 Tuttle (2014), en un estudio detalladísimo de la evolución homínida en general, y
humana en particular, reporta cómo los bonobos, por ejemplo, comparten comida,
particularmente carne, entre los miembros de la cazería. La cantidad de carne que
se comparte varía, así como el tipo de carne o parte del cuerpo de la presa (por
ejemplo, el líder del grupo de bonobos tiende a comerse el cerebro del mono
pequeño cazado).
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ciones. Esto ya se respondió en la primera parte. Sin embargo, requerimos
de aun más detalles para comprender a cabalidad lo que está implicado en
estos procesos.
Por esta razón, en lo que viene incorporaré la discusión sobre cómo
se fue generando y heredando la capacidad de producir inferencias y ra-
zonamientos. En primer lugar, desarrollaré una discusión general sobre el
razonamiento de la mano del problema de la categorización conceptual,
incluyendo analogía y causalidad, con independencia del tipo de agente.
Esto ayudará a claricar en algo la composición estructural del argumento,
y particularmente, la economía cognitiva que posee la argumentación como
mecanismo comunicativo (en oposición y complemento, por ejemplo, de
la competencia narrativa). Luego, desarrollaré una discusión en torno al
razonamiento en homínidos, lo que aporta para una mirada logenética. Y
en tercer lugar, discutiré la explicación evolutiva del razonamiento humano
a partir de la tesis de la importancia del razonamiento deóntico.
4.2. SIN PALABRAS... AL COMIENZO: CATEGORIZACIÓN, ANA-
LOGÍA Y CAUSALIDAD
El lósofo estoico Crisipo de Solos ejemplicó una variante del si-
logismo disyuntivo con el comportamiento perruno: iba el perro cazador
siguiendo su presa, frente a un cruce con tres posibilidades, huele dos de los
caminos y, sin más, sigue por el tercero sin oler. Como señalan bien Vigo
y Allen (2008), del hecho que algunos animales actúen en conformidad
con una regla de inferencia (transitividad en este caso) no se sigue, en tanto
evidencia, que tengan la capacidad de razonar simpliciter. Varios autores
(Watson et al., 2001, en particular) sostienen que más bien en animales
habría un aprendizaje asociativo antes que razonamiento propiamente.
El gran problema con atribuir razonamiento en animales es la falta
de lenguaje, vale decir, el razonamiento estaría compuesto por inferencias
simbólicamente mediadas o constituidas, lo que hace difícil atribuir razo-
namiento a criaturas que no tengan, como logro cognitivo, el lenguaje. Sin
embargo, tal como no es necesaria una palabra de dolor para sentir dolor,
Vega y Allen indican que no se requiere lenguaje para tener razonamiento
lógico. Como evidencia al respecto hacen uso de casos clínicos en afasia,
evidencia proveniente de análisis neurocientíco (para resolver problemas
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decisionales en muchos casos se activan regiones del cerebro que no están
vinculados directamente con aquellas que intervienen en el lenguaje). Pero,
como enfatizan bien estos autores:
ese arguments cast doubt on language as a necessary condition for
reasoning. Given this doubt, we believe it is worth investigating the idea
that other capacities are perhaps more fundamental than language for
reasoning. One of these more fundamental capacities is categorization.
Indeed, without the ability to form categories one would not be able to
learn a language in the f‌irst place. at is, one needs categorical thought in
order to make sense of both the syntax and the semantics of any language.
For without the ability to group together and dierentiate the various types
of linguistic objects and their meanings one would only have within one’s
grasp a mental alphabet soup. us, language depends on categories but
not vice versa. (Vega & Allen, 2008: 80)
No hay que apresurarse en absoluto. Este énfasis nada tiene que ver
con otorgarles a los animales razonamiento reexivo —lo cual tampoco
debemos descartar de entrada—, siendo este precisamente la combinación
de varias capacidades cognitivas de razonamiento con el lenguaje, destreza
general que estaríamos dispuestos a asimilar con una parte de la práctica
argumentativa. Antes bien, se observa en animales claramente la destreza
de producir inferencias transitivas. Así pasa con animales que observan y
participan de comunidades jerárquicamente organizadas cuyas ramica-
ciones interactivas van más allá de intercambios contigentes (en primates,
pájaros, roedores); vale decir, maniestan la capacidad de recordar y asociar
patrones de interacción para ajustar sus decisiones a escenarios futuros.
Esta capacidad contribuyó a la adaptación y sobrevivencia de individuos
en tales circunstancias. Más sobre este aspecto abordaré en la sección sobre
razonamiento deóntico.
Bermudez (2003), por su parte, muestra con cierta claridad que hay
principios de orden superior (como por ejemplo, percibir cohesión de los
objetos observados, o trazar la trayectoria de un objeto en movimiento) que
se encuentran en criaturas sin lenguaje (y en infantes prelingüísticos) y que
contribuyen en las formas de interacción con el ambiente. Estas interac-
ciones, repito, suponen la puesta en marcha de inferencias bien adaptadas.
La conclusión de Bermudez, que se apoya en la bibliografía en psicología
social y experimental, es que los animales hacen uso de regularidades que

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