Para quién gobernar

AutorFernando Eguren
CargoDirector de La Revista Agraria.
Páginas3-3
julio de 2021 3
os votos de los ciudadanos del campo hicieron posible la elección de Pedro Casti-
llo a la presidencia de la República. Una de las razones es que reconocen en él a
alguien como ellos, cercano a sus vidas, sus tribulaciones, sus esperanzas y sus
satisfacciones. Nada más distante de ellos que los políticos y ciudadanos que fabulan
sobre la imposibilitad de haber sido derrotados, convencidos de que sus votos, urbanos y
mesocráticos, tienen un valor intrínseco mayor que los votos de campesinos, indígenas y
pequeños agricultores; de ser ciudadanos de primera clase, mientras que los otros lo son
de segunda. La candidata derrotada lo formula así: Castillo ganó las elecciones formal-
mente (ganó por número de votos), pero no legítimamente (perdió, pues solo representa
a los que valen menos).
Esta situación es muy complicada porque, por un lado, el nuevo presidente debe
gobernar para todos, no solo para sus electores —lo que él llama «el pueblo»—, sino
para los que «no son pueblo» (¿cómo precisar quiénes son los unos y los otros? ¿cómo
establecer una frontera?). Muchos de estos últimos compondrán una oposición acérrima,
cuya mayor esperanza será que el presidente sea reemplazado en su cargo —por cual-
quier medio— por otro u otra que sea más «cercano» o más «domesticable». Por otro
lado, los electores del presidente esperarán, a su vez, que sus crónicamente postergadas
necesidades y reivindicaciones sean nalmente satisfechas por alguien que, por n y por
primera vez, es percibido como uno de ellos.
Por razones muy distintas —siendo una de las principales mantener la gobernabilidad
del país—, las demandas de unos y otros deben ser mínimamente satisfechas, aunque
no es necesario que sea de manera equilibrada (lo que sería un imposible, so pena de
que los electores de Castillo se vean burlados). La satisfacción de las demandas de ellos
serán concesiones; la satisfacción de las demandas del pueblo, en contraste, deberán
constituir el eje central de las políticas públicas en el quinquenio que se inicia.
Habrá muchos escollos, más allá de la esperada, variada y encarnizada oposición.
Tres serán, posiblemente, los principales: la escasa experiencia de gestión pública del
nuevo gobierno, agravada por una burocracia mediocre que mueve y paraliza, al mismo
tiempo, la actividad del Estado; la falta de continuidad de las políticas públicas y de quie-
nes están encargados de implementarlas; y, por último, la multifacética crisis económica.
Una de las circunstancias que permitirá que el nuevo presidente pueda mantenerse en
el cargo durante el periodo para el que ha salido elegido, a pesar de una oposición radical
y con seguridad obstruccionista, será lograr un fuerte y continuado apoyo del pueblo. Pero
para lograrlo requerirá, primero, consolidarse como líder y, luego, disponer de recursos
sucientes para asumir los costos económicos de las políticas reclamadas por aquel.
Este número de La Revista Agraria presenta testimonios de la difícil situación de
nuestro agro, ahondada por la pandemia, pero también de la capacidad de resiliencia de
los agricultores y campesinos que, desde Arequipa, Piura, Apurímac, Huancavelica, Cusco
y otros lugares, han batallado por mantener la producción de alimentos requerida tanto por
sus localidades como por toda la población de un país que, cual símbolo unitario, incluye
a todos los que votaron por Pedro Castillo y Keiko Fujimori.
editorial
L
Fernando Eguren
Director de La Revista Agraria
Para quién gobernar

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