El futuro de la PUCP

Por Arturo Salazar Larraín. Periodista

La Pontificia Universidad Católica del Perú no es ?pontificia? y ?católica? porque algún directivo haya inscrito su nombre ante un registro marcario del Indecopi. Lo es porque nació en la Iglesia, a la que reconoce como su entidad fundadora. De ahí que en su artículo 1º del Estatuto reconozca que está ?dedicada a los fines esenciales de una institución universitaria católica: formación académica, humana y cristiana; educación profesional; docencia e investigación teológicas con fidelidad al mensaje cristiano revelado y al magisterio de la Iglesia; reflexión continua, a la luz de la fe católica, sobre el creciente tesoro del saber humano al que trata de ofrecer una contribución con las propias investigaciones; estudio de la realidad nacional para alcanzar una sociedad justa y solidaria; y servicio al pueblo de Dios y a la familia humana en su itinerario hacia el objetivo trascendente que da sentido a la vida?.

Esta institución que se reconoce católica y cuya finalidad es brindar una educación que ofrezca, como rasgo distintivo, su fidelidad al mensaje cristiano revelado y al magisterio de la Iglesia, no puede, al mismo tiempo, sostener por argumento la autonomía universitaria, prevista como una conquista frente al Estado y no contra las normas de la Iglesia, como lo precisó El Comercio en su editorial del pasado 26 de febrero. Desafiar esta larga tradición con un posible acuerdo de una coyuntural asamblea sería un despropósito mayúsculo en tiempos de tolerancia e inclusión. Bien sabemos que está en juego la obediencia al Sumo Pontífice.

Como sabemos el derecho es un factor necesario en todo ordenamiento social. Un factor ?en palabras del beato Juan...

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