La eterna discusión

Por Gonzalo Núñez. Columnista

El tiempo resulta inexorable para juzgar. Al final pone en perfecto orden todo lo que vivimos en el presente y que creemos lo mejor de la historia, en su exacta dimensión. En su momento, Pelé puso, tras su tercera corona mundial en Mexico 70, el mundo a sus pies. ?No habrá jamás otro igual?, sentenciaban los ?viejos? futboleros, cuando muchos todavía no teníamos uso de razón.

Los videos de Betamax en los ochenta les daban totalmente la razón. No había discusión. Aparecía ?el negro? a los 17 años rompiéndola en Suecia 58 y la copa del mundo en sus manos, con llanto de niño incluido. Sus jugadas y goles increíbles con el Santos de los sesenta y setenta dejaban admirados a cualquiera. Y para cerrar con broche de oro, el Mundial de México 70, ya a todo color, coronándolo por siempre como el único Rey del Fútbol. Holanda y Cruyff deslumbraron al mundo, pero su caída en Alemania 74 en la final diluyó el mito. Hasta que llegó Maradona. Al comienzo parecía un invento de los argentinos para satisfacer su ego y tener su propio ?rey?, y así igualar a sus archienemigos de siempre: los brasileños. España 82 fue un fiasco para el zurdo, y su paso por Barcelona resultó intrascendente en medio de escándalos.

Hasta que un sábado de invierno limeño (21 de junio en 1986), a mediodía en el Estadio Azteca, Diego se metió en la historia grande del fútbol marcando el mejor gol en la historia de los mundiales. Ese gol mítico ante los ingleses y la copa mundial en sus manos con Argentina lo pusieron, para muchos (sobre todo para los de mi generación)...

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