La escuela decepcionante

Por Director del Instituto del Perú de la USMP

Conocí a Horacio Zevallos, el ?dirigente histórico? o principal creador del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), en Moquegua, a pocos kilómetros del pueblo donde él había nacido. Asistíamos a un evento organizado por el BCR para conversar sobre los problemas y las oportunidades de esa región.En realidad, habíamos estado juntos sin conocernos en un evento anterior, también organizado por el BCR, un cursillo de fin de semana realizado en Cieneguilla y dedicado a ilustrar a congresistas y senadores sobre la economía. Pero su nombre lo tenía presente debido a un accidente casi fatal durante el evento. Zevallos asistía como diputado después de haber estado preso en la colonia penal del Sepa durante el gobierno militar, acusado de las huelgas y disturbios relacionados con la creación del SUTEP, encarcelamiento que lo había dejado muy debilitado por una diabetes. Debido a esa condición, unos tragos celebratorios en el evento le produjeron un colapso y fue salvado de morir solo por la acción de un funcionario del BCR quien lo llevó a gran velocidad en su propia camioneta a la emergencia de un hospital en Lima. Cuando el hospital no lo quiso recibir, el funcionario buscó la intervención de correligionarios de Zevallos para conseguir un tratamiento, pero ninguno lo apoyó. Al final, consiguió la atención necesaria y la vida de Zevallos fue salvada con el mínimo margen de tiempo. Fue especialmente simpático, entonces, descubrir al ?dirigente histórico? en su tierra, quien me llevó a su restaurante favorito, con vista sobre el hermoso valle de Moquegua. Yo esperaba hablar del SUTEP, pero Zevallos quiso hablar de su tierra, y especialmente, de poesía. Desde la cárcel, me contó, había publicado una colección. Tristemente su enfermedad le causó la muerte poco tiempo después. Y tristemente también, años después, descubrí que ser poeta, si bien no descalifica, tampoco asegura un alma humana. Poetas fueron Mao, Nerón, Mussolini, Saddam Hussein y Stalin.Años después busqué entender las decepcionantes cifras de las evaluaciones estudiantiles. La...

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