Una dosis de aburrimiento es una buena medicina para cualquier negocio

Hace unos días, Jeff Immelt envió un mensaje a los 300.000 empleados de General Electric (GE) en el cual daba algunos consejos para sus lecturas en época de verano. ?Yo leo entre 50 y 70 libros al año? entre historias, novelas y libros de negocios?, anotó el gerente de GE. Continuó analizando un par de títulos antes de terminar con un pedido: ?Cuéntenme qué están leyendo para poder aprender de ustedes?.

La única explicación para esta extraña y efusiva manifestación del hombre más importante en la vida empresarial de Estados Unidos es que estaba tratando de mandar un mensaje a su fuerza laboral de que él no es un hombre aburrido.

Lamentablemente, el texto del mensaje pone de manifiesto más bien lo contrario. Si hay algo que tienen en común las personas interesantes es que no llevan la cuenta del número de libros que han leído con el fin de jactarse de ello.

El esfuerzo del señor Immelt por hacerse el interesante no solo es una torpeza, sino que también es una equivocación. Si eres el gerente de GE, no tienes que aparentar ser interesante. Las cosas podrían ser bastante más tranquilas si no lo eres.

No hace mucho tiempo, un estudio realizado por Stephen Kaplan de la Booth School of Business de Chicago demostró que los buenos CEO tienden a ser aburridos. Son tenaces, eficientes, detallistas y están felices de trabajar día y noche. La semana pasada, el escritor Joel Stein hizo el mismo comentario en un blog para el ?Harvard Business Review? (HBR) en el que argumentó que el aburrimiento era el secreto para alcanzar un excelente liderazgo.

A pesar de que el profesor Kaplan y el señor Stein han descubierto algo bastante importante, los lectores del HBR en su mayoría respondieron al artículo del señor Stein con hostilidad: simplemente no podían aceptar la idea de que los buenos líderes fuesen aburridos.

El escollo, me parece, es que creen que el aburrimiento es malo y no se han dado cuenta de que el aburrimiento puede ser igualmente bueno. Cierto es que los aburridos necesitan una drástica renovación de imagen para que se les vea como trabajadores y ciudadanos valiosos y admirables y como el pilar principal de la economía mundial. Las personas aburridas no solamente son más exitosas que las interesantes, sino que también pueden ser las más felices (porque son más sencillas) y más agradables (porque no se meten en tantos líos).

La gente aburrida es más exitosa en casi todas las ocupaciones: en los negocios, banca, consultoría, derecho, contabilidad...

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