"Divorciarse de Grecia precipitadamente dejará mucho tiempo para arrepentirse"

AutorMartin Wolf

El comienzo de la Primera Guerra Mundial fue, se nos cuenta, acogido con confianza y júbilo por los pueblos de Europa. Algo similar parece estar ocurriendo después de años de crisis económica y agitación política en Grecia. Un creciente número de personas sienten que ‘ya basta’. Los vehementes puntos de vista expresados en estas páginas por el economista italiano Francesco Giavazzi son compartidos por muchos en altos cargos. Mientras tanto, Alexis Tsipras, el primer ministro griego, acusa a los acreedores de Grecia de “saquear” a su país.

Olivier Blanchard, el comedido economista principal del Fondo Monetario Internacional, indica que aún pudiera llegarse a un acuerdo. Pero muchos están empezando a desear que se acabe ya con el problema. Sea cual sea el juego que los griegos pensaron que estaban jugando, puede que en la actualidad su gobierno sólo desee que se termine la humillación. Del mismo modo, cualquiera que haya sido el juego del Eurogrupo, puede que ahora sólo quiera que se acabe la frustración. Si es así, el incumplimiento, la salida y la devaluación griegos pudieran estar bastante cerca.

¿Perduraría entonces la euforia? Me temo que no. La suposición de algunos en la eurozona no es sólo que el caso griego es único, sino que el desastre que tanto se merecen esos ‘pecadores’ mejoraría el comportamiento de todos los demás. Pero la unión monetaria tampoco sería ya irrevocable. Surgirán nuevas crisis. Y cuando se presenten, la confianza en la Unión será parcial después de la salida de Grecia. Es posible que haya que implementar el programa de transacciones monetarias directas – anunciado por el Banco Central Europeo en el año 2012 – para calmar el nerviosismo. Pero pudiera fallar. La especulación autocumplida pudiera ocasionar aún más divorcios.

Algunos argumentan que Grecia al menos estaría en una posición mucho mejor después de un incumplimiento y salida. De hecho, es teóricamente posible que un incumplimiento a sus acreedores públicos – junto con la introducción de una nueva moneda, una enorme devaluación, el mantenimiento de una economía abierta, reformas estructurales y mejoras institucionales – represente una mejoría. Mucho más probable es un período de caos y, en el peor de los casos, el surgimiento de un estado fallido. Una Grecia que pudiera gestionar bien una salida también hubiera evitado la situación actual.

Ninguna de las partes debiera subestimar los riesgos. También es crucial evitar el desprecio tan característico de las...

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