Los destructores de la policía

Por Pedro Ortiz Bisso. Periodista

Esos nombres mamarrachientos, pero pegajosos con los que se suele identificar a las bandas de delincuentes en el país no son obra del ingenio de algún curtido periodista afín a la crónica policial ni de los propios malhechores (es difícil imaginar al ?Cholo? Jacinto poniendo a votación entre sus compinches si deben llamarse Los Destructores o Los Wachiturros de Huandoy). El bautizo proviene de la propia policía. Alguna mente iluminada elige un nombre, a veces relacionado con la peligrosidad o, incluso, la vestimenta de los hampones en cuestión (a una banda la llamaban Los Elegantes porque sus miembros vestían ternos durante sus asaltos) y queda grabada a fuego en el imaginario popular.

El pasado lunes, en Santa Anita, la policía frustró el asalto a un empresario que llevaba 100 mil dólares en un auto. Los ?marcas? fueron intervenidos, se produjo un tiroteo que culminó con la muerte de tres de ellos y la captura de ocho de sus cómplices. Los agentes realizaron un cinematográfico barrido en la zona. Con la prensa inmortalizando sus movimientos, ingresaron a un local comercial armas en ristre, como si fueran a encontrar a un Dillinger criollo entre wafleras y licuadoras de promoción.

La banda pronto tuvo su bautizo ?Los Nuevos Destructores? y sus integrantes fueron presentados al periodismo.

Horas después se suscitó un problemita: cuatro de los feroces asaltantes no eran tales. El mecánico Haendel Francia López y sus clientes Pascual Jiménez Alvarado, Hildebrando Auqui Salomé y Rafael Jiménez Callupe, por alguna infeliz circunstancia, se toparon con la policía cuando se movilizaban por...

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