En defensa de un valor supremo

Por Fernando Laborda. Columnista del diario €"La Nación", Argentina

Frente a la consigna ?Unidos y organizados?, hoy de moda en el kirchnerismo, los protagonistas del 8-N impusieron la suya: ?Unidos en libertad?.

En ese valor supremo, el de la libertad, pueden resumirse la mayoría de las demandas y de los lemas puestos anoche de manifiesto en las calles a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Y es que no puede haber libertad si hay miedo, si no hay seguridad y si no hay independencia judicial.

La de anoche fue la expresión de una sociedad que no quiere dádivas del Gobierno, pero que tampoco acepta que los funcionarios le digan qué debe hacer con sus ahorros. Fue una protesta ante un Estado ausente a la hora de proteger a la población de la delincuencia o de combatir la corrupción pública, pero paradójicamente muy presente para controlar a cualquier ciudadano que aspira a hacerse de un puñado de dólares o viajar al exterior.

No resultó casual que el éxito de la movilización espontánea del 13 de setiembre sucediera poco después de que la presidenta Cristina Kirchner cometió el desatino de afirmar que había que temer a Dios y a ella ?en todo caso un poquito?. Curiosamente, varios representantes del oficialismo contribuyeron en los últimos días a fogonear la protesta, con declaraciones hirientes, imprudentes e innecesarias, como Aníbal Fernández calificando a los impulsores del 8-N como ?una facción de ultraderecha paga? o como Andrés Larroque tildando de ?narcosocialistas? a las huestes de Hermes Binner.

Sin quererlo, esos dirigentes kirchneristas, con sus propias torpezas, sumaron argumentos para justificar...

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