El costo humano de la sobreprotección laboral

En las últimas semanas se ha venido discutiendo un proyecto de reforma legislativa laboral que propone aumentar el máximo de las indemnizaciones por despido, reducir las posibilidades para contratar a plazo fijo y utilizar ?services? y otras reformas que encarecen la contratación de trabajo. Como saben todos (pero parecen olvidar algunos), estas medidas desalientan la contratación de personal por el tan sencillo como ineludible principio económico que enseña que cuando algo se encarece pierde demanda.

Algunos defensores del proyecto responden a esta objeción señalando que ese cuestionamiento es solo económico y que, más bien, hay que evaluar si se está haciendo lo ?justo?, lo ?razonable?, lo ?digno? y lo ?humano?. Estamos de acuerdo. Analicemos, pues, la propuesta bajo esta perspectiva.

Lo primero es lo dicho: esta reforma desalienta la contratación formal de nuevos trabajadores y, por lo tanto, hará que más personas permanezcan desempleadas o empleadas informalmente, sin ningún derecho laboral. Sobre todo, teniendo en cuenta que, como lo decíamos en el editorial del último domingo, las barreras laborales a la contratación ya son lo suficientemente altas en el país como para que el 80% de nuestros trabajadores haya sido contratado informalmente. Lo que no parece justo.

El proyecto también agrava la desigualdad entre grandes y pequeños. Gracias a sus mayores recursos, las grandes empresas tienen más facilidad para asumir el costo de un despido. A las pequeñas, sin embargo, esta carga les será mucho más difícil de sortear, por lo que se reducirán sus posibilidades de seguir contratando empleados y progresando. El proyecto, pues, consolida la posición de los grupos empresariales tradicionales en perjuicio de los...

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