La ciudad autoconstruida

Por Jorge Ruiz De Somocurcio. *

Rosario Calderón, que vive en Comas, y Liliana Ruiz, en San Juan de Miraflores, no se conocen, pero tienen en común una trayectoria de lucha que las ha llevado a participar en el Plan de Desarrollo Concertado de Lima (PDCL) para gestionar títulos y servicios para sus asentamientos. Son autoconstructoras.

Hacia los años 80, la autoconstrucción era un fenómeno extensamente estudiado en el medio de las organizaciones no gubernamentales (ONG) como un enorme esfuerzo de las familias migrantes para darse un techo. Esta iniciativa ya había fascinado al arquitecto inglés John Turner, dando a conocer al mundo el trabajo colectivo en cerros y arenales de Lima como autoayuda o ?self-help?. El esfuerzo autoconstructor continuaría su camino bajo todos los gobiernos, a falta de sostenidas políticas de vivienda por parte del Estado.

Las ONG vieron en esta solución el germen de una nueva ciudad, pero que necesitaba del apoyo de los gobiernos local y central, para constituir una solución integral que no se quedara en la informalidad.

Años más tarde, Hernando de Soto se apropió del tema en su exitoso libro ?El otro Sendero?, enfatizando en la necesidad de formalizar, mediante la titulación, este trabajo, vaticinando el potencial que encerraba para la economía de las ciudades y del país.

El día de hoy, Arellano Márketing confirma en una reciente investigación que solamente en los últimos años la autoconstrucción en Lima y Callao ha estado moviendo nada menos que 6.200 millones de dólares anuales. (El Comercio, 21/11/12).

Sin temor a equivocarme, en Lima las 2/3 partes de la capital ha sido autoconstruida, con una inversión acumulada en vivienda, que podría bordear los 30 mil millones...

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