China y su guerra perdida

AutorPaul Krugman

Recuerdan cuando el covid iba a hacer de China la potencia hegemónica del mundo? Hasta mediados del 2021, mi e-mail estaba lleno de aseveraciones de que el aparente éxito de China en contener el virus mostraba la superioridad de su sistema frente a las sociedades occidentales que, como sostuvo un comentador, "no tienen la capacidad de organizar rápidamente a cada ciudadano en torno a un único objetivo".

Sin embargo, China está tambaleando mientras otros países están volviendo a la normalidad. Aún aplica su política de cero covid, con draconianas restricciones en actividades cotidianas cada vez que surgen nuevos contagios, creando penuria y constriñendo la economía; las urbes en cuarentena representan el 60% del PBI chino. En días recientes, en muchas ciudades en todo el país, la población ha hecho frente a la dura represión para manifestarse en contra de las medidas del Gobierno.

Vale la pena preguntarse qué lecciones podemos sacar del trayecto de China desde potencial modelo a debacle. La lección no es que no debemos aplicar medidas de salud pública ante una pandemia, pues en ocasiones son necesarias. Pero los gobiernos tienen que ser capaces de cambiarlas ante las variantes circunstancias y la nueva evidencia. Y lo que estamos viendo en China es el problema con las autocracias, que no pueden admitir errores ni aceptan realidades que no les agradan.

En el primer año de la pandemia, tenía sentido aplica rrestricciones fuertes, incluso draconianas. No era realista imaginar que el uso obligatorio de mascarilla e incluso las cuarentenas evitarían que el virus se propague, pero lo que podían hacer era ralentizar su transmisión. Al principio, el objetivo de Estados Unidos y muchos otros países fue "aplanar la curva", evitando picos de contagios que pudieran saturar el sistema de salud.

Cuando quedó claro que habría disponibilidad de vacunas eficaces, el objetivo fue, o debió haber sido, desacelerar los contagios hasta que la vacunación pudiera proporcionar protección. Esta estrategia funcionó en Nueva Zelanda y Taiwán, que inicialmente impusieron reglas estrictas que mantuvieron en niveles muy bajos contagios y decesos, y las relajaron cuando sus poblaciones estuvieron vacunadas. Aunque la apertura provocó un fuerte aumento de casos ymuertes, fue mucho menos severo de lo que hubiese ocurrido si hubiesen abierto antes, de modo que los decesos per cápita han sido mucho menores que en Estados Unidos.

En cambio, los líderes chinos parecen haber...

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