Pequeñas causas y grandes efectos

Por Ernesto Velit Granda. Analista Político

Han pasado más de 40 días desde que el presidente Ollanta Humala accedió al poder, pero es suficiente para que el Ejecutivo precise las líneas maestras de la gran tarea de cambiar muchas cosas en lealtad a las ofertas electorales.

El mensaje ha sido recibido con racionalidad y expectativa y no solo porque así lo dicen las encuestas sino porque la opinión pública recogida en los medios de información, incluidos los rabiosamente adversos, pareciera mostrar una confianza que creímos iba a ser esquiva por un tiempo mayor.

¿Qué puede haber influido para que las suspicacias se desvanezcan, los adversarios muestren sus coincidencias con las decisiones del gobierno y la confianza se convierta en una suerte de bien común? Hasta los periodistas dispuestos a no dar tregua hoy aceptan y reconocen logros de los cuales dudaron tercamente.

Convencer es más importante que convocar. Convencer tiene más efecto político que incrementar la militancia partidaria, y ello es producto de la legítima interpretación de las esperanzas ajenas. Es demasiado pronto para ver resultados, pero la adhesión parece testimonio de que los beneficios ya llegan.

Esa confianza es un capital que no se puede dilapidar. Es de alguna manera soporte de legitimidad, promesa de adhesión sometida a los resultados. Todos con identificables excepciones confiamos en que esa ruta no se abandonará, que esa conducta será norma de gobierno, que las voces de los más no se dejarán de oír y mejor sin interlocutores, directamente. Estas reflexiones preceden a una preocupación que...

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