Buenos Aires guarda los restos del último inca

Cientos de turistas recorren diariamente el Cementerio de la Recoleta. El monumental recinto, ubicado en el corazón de Buenos Aires, constituye el último reposo de numerosas personalidades de la historia argentina. Los presidentes Raúl Alfonsín y Bartolomé Mitre, el escritor Adolfo Bioy Casares y Evita Perón son algunos nombres que se leen en los fastuosos mausoleos. Pero la guía turística no tiene la información completa. En algún rincón del histórico camposanto también descansan desde 1827 los restos de Juan Bautista Condorcanqui Monjarrás, medio hermano del mítico José Gabriel. Confundido entre otros fallecidos de la época, el cuerpo del último pariente de Túpac Amaru II fue a parar a una fosa común en el cementerio porteño.Su parentesco no es el único rasgo relevante de su accidentada vida. Pocos años antes de su deceso, en el Congreso de Tucumán (1816) se sucedían encendidos debates para definir la forma de gobierno del naciente estado independiente del Perú. Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina, propuso un sistema monárquico que tuviera como cabeza a un rey descendiente de los incas. El principal candidato era el hermano del revolucionario cusqueño.?Un plan que se truncó?Tras ser debelada la rebelión de Túpac Amaru II en 1781, el poder español ajustició a la mayor parte de su familia. Juan Bautista, que tuvo un rol logístico en la campaña, fue condenado a prisión perpetua en Ceuta, una ciudad española limítrofe con Marruecos en el norte de África. Ahí permaneció cuatro décadas, la mitad de su vida. La crudeza de ese período quedó registrada en sus memorias ?El dilatado cautiverio bajo el gobierno español? que escribió en Buenos Aires, donde vivió sus últimos años. ?En 1820 España experimenta una crisis política y se decide la liberación de independentistas americanos presos. Azopardo, un marinero de origen maltés, que también había estado prisionero en Ceuta, gestiona la llegada de Condorcanqui a Buenos Aires y la asignación de una vivienda y pensión?, cuenta el historiador argentino Hugo Chumbita, uno de los principales estudiosos del personaje.Chumbita asegura que el Plan del Inca no fue una idea descabellada y que estuvo cerca de concretarse. ?Belgrano quería restituir la Casa Real de los Incas y que la capital del nuevo sistema monárquico fuera Cusco. Buscaba reivindicar la civilización andina como precedente de la independencia americana. En un primer momento...

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