Aquí no pasó nada

Por Carlos Adrianzén. *

Dicen que el tiempo puede borrar casi todo. Incluso hasta los aprendizajes más dolorosos o vergonzosos. Y este es justamente el caso del discreto retorno de las propuestas de mayor activismo monetario (eso de que los bancos centrales deberían tener poderes extraordinarios). De hecho, hasta en esta misma columna, dos semanas atrás, Richard Webb, dos veces presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCR), cuestionaba la priorización constitucional y legal de la estabilidad de precios de esta entidad. Sueltos de huesos, nos cuentan ahora que un banco central ?aludiendo a los tiempos nuevos o futuros? debería ocuparse de otras cosas, como reducir el desempleo, controlar el dólar, etc?

Para justificar esto, nos dicen que esto es lo adecuado porque está de moda. Por ejemplo, la Reserva Federal estadounidense actualmente no para de inyectar dólares en la economía global dizque para combatir el desempleo (con muy poco éxito), financiar sus déficits y ?por supuesto? socializar pérdidas empresariales.

Es cierto, el tiempo pasa, y la gente olvida. ¿Pero para qué estamos los columnistas sino para desinflar contrabandos? Para ello revisemos nuestra historia reciente. De la década de 1960 a la de 1980, los peruanos nos creímos ese rollo de que la inflación no era una prioridad y que podíamos confiar en los iluminados técnicos encargados de la política monetaria. Se repetía entonces que el BCR era hiperpoderoso, que podía determinar el valor del dólar ?controlándolo? o emitir sostenidamente para reactivar la economía.

No faltaban los economistas de toda moda que sostenían que la inflación era algo ?estructural? y que se podía crecer ilimitadamente con ella. La ilusión de que existía una...

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