Mi amigo Felipe

AutorLuis Bedoya Reyes
Cargo del AutorAbogado en ejercicio. Presidente Honorario del Partido Popular Cristiano
Páginas15-31
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* Abogado en ejercicio. Presidente Honorario del Partido Popular Cris-
tiano.
Mi amigo Felipe
Luis Bedoya Reyes*
Me llamaron para reemplazar por un semestre a un catedrá-
tico titular de Historia y por eso recuerdo a Felipe Osterling
Parodi, sentando en su banca como alumno en el segundo
año de la Facultad de Letras de la Ponticia Universidad
Católica del Perú. Creo que ya tenía encendida la chispa del
escalamiento intelectual, superando, con vocación naciente,
su condición de «ni jalado ni sobresaliente», como él cali-
ca su paso por el Colegio de «La Recoleta». Culminaría su
carrera universitaria como el más destacado alumno de su
promoción; brillante sería después en la Cátedra y trabajando
en el Estudio Olaechea del que se independizó formando
su propio Estudio. En esa circunstancia es que llamé al Pre-
sidente Fernando Belaunde Terry para proponerlo como
Ministro de Estado en el Despacho de Justicia el año 1980.
Su prestigio como jurista lo ganó en la cátedra ense-
ñando primero Derecho Internacional Privado, en reempla-
zo de Jorge Vega García —notable maestro universitario y
juez que despachaba en el 5.º Juzgado en lo Civil de Lima,
incorporado al ejercicio de abogado en el mismo Estudio
Olaechea y tempranamente desaparecido—, y ocupando
después, en su misma alma mater, la cátedra de Obligaciones.
16 Luis Bedoya Reyes
Destacaba ya con luz propia por sus conocimientos y calidad docente.
Desde entonces, y hasta hoy, la vida y la obra de Felipe Osterling no
me han sido ajenas.
Su «Tratado de las Obligaciones» —16 tomos— lo consagró como
jurista en la línea de Ángel Gustavo Cornejo y José León Barandiarán.
No en vano había sentido desde niño vocación por el Derecho, pues se
nutrió escuchando y admirando a dos grandes guras del foro nacional
que formaban parte de su entorno familiar: Félix Navarro Irvine y Luis
Echecopar García.
Es cierto que su iniciación política se debió a mi llamado; pero ese
llamado lo hice después de una severa ponderación. El Gobierno Revo-
lucionario de la Fuerza Armada había suprimido en 1969 el Ministerio
de Justicia, tras el derrocamiento del régimen democrático presidido por
Fernando Belaunde en su primer Gobierno. Se trataba de refundar el
Ministerio de Justicia en julio de 1980 con el retorno de la Constitución
y la ley. Necesitábamos a un abogado que reuniera muchas condicio-
nes y Osterling las tenía; por eso no pasó por el Ministerio de Justicia
como tantos otros, sino que lo rehizo de la nada; y el mejor testimonio
de esa tarea que el Perú agradeció se encuentra en su primera obra que
él denominó «En Justicia», en la que narra lo que encontró y lo que le
tocó hacer durante el año de su desempeño.
Sé que mi demora para conrmarle su designación como Ministro
de Justicia lo mantuvo en suspenso durante muchos días. Puedo decirle
que esa demora tuvo sus razones, pero no vinculadas a su persona.
Fernando Belaunde llega en 1980 a su segundo gobierno con mayoría
propia en la Cámara de Diputados, aunque sin respaldo suciente en la
Cámara de Senadores. Invitó a todos los partidos políticos a participar
directamente en este segundo gobierno suyo. La única aceptación fue
la nuestra, la del Partido Popular Cristiano, al que ofreció inicialmente
tres Carteras: Energía y Minas; Industria, Comercio y Turismo; y la
asignada a Felipe, Justicia.
El PPC propuso candidatos para esos tres Ministerios y los com-
prometió previamente, como en el caso del doctor Osterling. Parece
ser que cuando Belaunde ofrece a Manuel Ulloa Elías el Premierato, el
gobierno electo y su partido, Acción Popular, consideraron conveniente
retornar al Ministerio de Economía y Finanzas el Sector Comercio,
cercenándolo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; lo

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