Yaku y Wayra: los olvidados delfines

Por Roxanne Cheesman. Historiadora económicaPensemos en los dos condenados a cadena perpetua de Lima. ¿Su delito? Ser delfines. ¿Nombres? Yaku (agua, en quechua) y Wayra (aire). La familia de los delfínidos, a la que pertenecen, desciende de criaturas terrestres que evolucionaron para convertirse en marinas. Eso es lo que sostiene la ciencia y, de hecho, requieren respirar aire, son mamíferos, tienen una pelvis residual y su extraordinaria inteligencia no es propia de los habitantes de los océanos. Los delfines tienen una conciencia individual identificable por los sonidos específicos de cada ejemplar, por su vida social, su transmisión educativa, su tendencia al juego y a adoptar a los humanos como iguales. Hace ya seis años Yaku y Wayra fueron trasladados de la poza del hotel Los Delfines, en San Isidro, a otra más pequeña, y supuestamente temporal, en la playa La Herradura; es la tercera prisión de la pareja. Primero fue Cuba, donde un macho y dos hembras fueron capturados; luego México, donde murió una de las hembras; después la poza del hotel y finalmente La Herradura.Ambos llegaron al Perú en 1996 en medio de las protestas y la indignación de ecologistas, animalistas y vecinos sensibles. Pronto, sin embargo, se convirtieron en un atractivo para un sector de limeños. La controversia se fue apagando, pese a que los animales mostraban señales de perturbación.El estrés aumentó en el 2001, cuando el hotel inauguró una discoteca que compartía ventanas con la poza de los delfines. Estas estaban protegidas por cortinas y por un supuesto sistema de insonorización, pero, entre los visitantes del día y la música que...

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