Voluntariado nacional

Por Historiadora*

En el mundo de los descuartizamientos ?con video incluido? y donde mueren recién nacidos por la ausencia de incubadoras, levanta la moral descubrir que todavía existen destellos de humanidad en el Perú. Acá me refiero específicamente a un hecho que no ha recibido la suficiente cobertura de los medios porque simplemente no excita las pasiones y, en consecuencia, no vende como el historial de un presidente ladrón o la confesión de un feminicida. Hace algunos días, dos suboficiales de la comisaría de Monterrey caminaron más de 40 minutos cargando sobre sus espaldas a dos ancianas deshidratadas que requerían urgente atención médica. Debido a que las octogenarias provenían del centro de Churap, un poblado de la región Áncash donde no entran los autos, la misión de llevarlas al hospital Víctor Ramos Guardia de Huaraz fue de vida o muerte. En un medio donde el egoísmo y la indolencia forman parte de la tendencia, la nota periodística ?que probablemente pasó desapercibida? subrayó que la acción de los dos servidores públicos fue ?voluntaria?. Es decir, que la voluntad al servicio de una causa noble en una coyuntura tan desquiciada ?como la que diariamente padecemos? hizo la diferencia.?El acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos?, sentenció hace varias décadas el extraordinario escritor Albert Camus. Ante un mundo absurdo que parece ir rumbo al despeñadero, rendirse es evidentemente la salida fácil. Es por ello que la voluntad de seguir apostando por la vida y la felicidad se convierte para los vitalistas ?como lo fue Camus? en una suerte de acto revolucionario. Sin embargo, esta voluntad de seguir vivos no consiste tan solo en la búsqueda del bienestar propio. Para el autor de ?La peste?, quien murió en un absurdo accidente automovilístico, el escape de la melancolía y la desesperación pasa por una vida plena, en la cual la efímera felicidad mundana debe considerar, también, a la del prójimo. Sin mencionarlo directamente, la propuesta camusiana alude a la vieja noción del ?bien común?, aquello que los primeros republicanos consideraban, con todas las limitaciones de la época, el objetivo fundamental del proyecto que inauguraron con ilusión. Y que ahora, en un escenario de adendas, coimas millonarias y de ?codinomes?, parece esotérico, iluso e incluso hasta una reverenda idiotez.En un libro notable, ?La voluntad encarcelada?, José Luis Rénique observa cómo la voluntad posee una densa...

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