El volar de la verdad

Por Beto Ortiz. PeriodistaCuando su escándalo aún no se había enfriado del todo, Oscar López Meneses, archivillano y némesis del presidente Humala, estuvo a un pelo de pasar la prueba del polígrafo. ?Mañana almorzamos con el invitado que te hará más rating que Tilsa.? ?rezaba el e-mail del colega que se había tomado la molestia de arreglar tamaña cita sin que se lo hubiera pedido. Confieso que la idea sonó subversiva y seductora. Imaginé al mandatario viendo el programa en comité de crisis. Frente a tales tentaciones los periodistas hemos de hacer acopio de inteligencia emocional. No excitarnos demasiado. El detector de mentiras ?según como se emplee? puede ser el más noble de los instrumentos o el más vil de los artificios. Una vez, al filtrarse prematuramente los nombres de los famosos que bailarían en su show, una diva obligó a pasar por el polígrafo a todo su staff y, una vez detectado el soplón, lo botó. Tan severa aplicación del adminículo es lícita y muy extendida en las empresas. Perverso sí, fue, en cambio, que un juez peruano sentenciara a un acusado de violación admitiendo como prueba única el resultado del test que lo inculpaba. ¿Será posible hallar la verdad absoluta con un aparato que se enchufa? Imagínense si sentáramos al papa Francisco en el sillón rojo y le preguntáramos: ¿Existe Dios? Responde: sí. Y le sale que la respuesta es?falsa. ¿Se imaginan? Imaginen ahora el inconmensurable desafío intelectual que representó para mí conversar con Florcita Polo durante doce horas. Eso tardó la grabación de las dos ediciones que hicimos con ella. Podrán imaginar que me quedan pocas ganas...

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