¿Volar o no volar? Esa es la cuestión

Por tomás unger

Durante los últimos meses ha tomado cuerpo un movimiento contra los vuelos comerciales, que tiene por objeto empujar a las compañías aéreas a mejorar su rendimiento y no aumentar su huella de carbono. Ha habido manifestaciones en aeropuertos tratando de obstaculizar vuelos. Una de las consecuencias de las protestas ha sido avergonzar a los que viajan en avión por su contribución al calentamiento global.En la reunión de la Organización de Aviación Civil Internacional, realizada en Montreal (Canadá) hace un par de meses, las aerolíneas reiteraron su compromiso del 2016 de mantener el impacto de emisiones al nivel del 2020 a base de avances tecnológicos y la compra de compensaciones de carbono. Será una meta difícil, ya que, según predicciones, el número de pasajeros se duplicará en los próximos 15 años.Cabe analizar la contribución del transporte aéreo al cambio climático y las alternativas que, como veremos, son muy limitadas.?El impacto de la aviación?Antes que nada, veamos algunas cifras. De todas las emisiones de gases de efecto invernadero, aproximadamente el 20% corresponde al transporte, y de eso, alrededor del 12,5% (2,5% del gran total) proviene de los viajes en avión. Como comparación, se calcula que la deforestación representa también el 20%.Las líneas aéreas llevan más de 3.400 millones de pasajeros al año, en más o menos 30 millones de vuelos. Son 970.000 millones de kilómetros recorridos. Una cifra impresionante, pero baja comparada a los 7 millones de millones que recorren por pasajeros los automóviles. Un pasajero en un jet de última generación viaja más de 120 km por galón de combustible. Un rendimiento mayor que un auto híbrido.El promedio que recorre un pasajero de línea aérea es de 2.000 km; y la mayor parte de los vuelos son regionales, dentro de EE.UU., Europa y Asia. Por ser el decolaje el momento de máximo consumo, el rendimiento en vuelo por pasajero por kilómetro es relativamente más alto cuanto más largo es el viaje.?Alternativas?La alternativa lógica para viajes de menos de 2.000 km es el tren. Además de no contaminar directamente cuando se trata de trenes eléctricos, mayormente se evitan los viajes entre la ciudad y el aeropuerto. Desgraciadamente, pocos corredores interurbanos del mundo pueden permitirse el alto costo de una línea de tren de alta velocidad; y en algunos países que podrían, como EE.UU., la influencia de la industria de los combustibles fósiles ha logrado pararlos.Entre las...

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