La violencia que no cesa

Por ConstitucionalistaLa historia registra pasajes en los que la violencia se hizo presente, no porque inexorablemente estuviese programada la fecha para el inicio de la profecía autocumplida de la violencia armada. Los errores de la mala política ?como son la intolerancia, el pésimo manejo de la economía, la discriminación y el maltrato sistemático al pueblo, la corrupción que encabezan malos gobernantes, las persecuciones, el hambre, las desigualdades? suelen ser la antesala de las protestas y los levantamientos.Estos no son necesariamente armados. La resistencia popular, acompañada por continuidad y legítimos respaldos internacionales, da lugar a rectificaciones o a la caída de quienes ocupan el poder. Consecuentemente, se da el encuentro con la libertad, la justicia y la democracia.La historia demuestra que no hay dictadura que dure cien años y que la resistencia pacífica, bien organizada, las derrota. Sin embargo, es peor la violencia social que se enmascara dentro de los patrones de convivencia humana. Esta violencia mina las instituciones, se alimenta perversamente de costumbres hasta convertirlas en conductas antisociales, y se nutre de los errores y debilidades de la legalidad democrática. También practica de modo contumaz robos, asaltos, violaciones, homicidios y crímenes organizados.La violencia social es una de las peores lacras del siglo XXI y está presente en todo el mundo. La mayor proclividad a la comisión de ciertos delitos en algunos países en los que proliferan la pobreza y la promiscuidad no es una explicación suficiente. Afecta a países ricos y pobres.Así, por ejemplo, dos o tres de los salvajes asesinatos colectivos que de tiempo en tiempo asolan a pacíficos habitantes de Estados Unidos pueden matar a más personas que los crímenes atribuidos a los marginalizados del Tercer Mundo. Y asesinatos que pretenden justificarse en el fanatismo religioso o el odio racial afectan a países de larga raigambre democrática como Francia y Bélgica, pero también se manifiestan en América Latina, Asia y África. En el caso del Perú, los altos índices de inseguridad ciudadana son causa de preocupación. Diariamente conocemos de homicidios atribuidos a luchas entre bandas delincuenciales, asaltos a mano armada, robos y accidentes de tránsito. Estos altos índices de inseguridad tienen otra preocupante tasa en la violencia sexual y los feminicidios, que muestran la desprotección a la mujer y el desconocimiento de sus derechos, así como el...

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