Lo que el viento se llevó

Por Fernando Tuesta Soldevilla

en el Perú, la intensidad de la política es tal que lo que hoy es un tema de singular importancia y llena el espacio público, mañana ya será historia. De esta manera, se superponen cantidad de eventos y personajes que hacen sentir que todo ocurrió hace mucho, como aquel 28 de julio del 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski asumió la presidencia, que sucedió hace algo más de tres años y medio pero que parece haber ocurrido hace mucho más. Los eventos, por más importantes que parezcan, envejecen rápidamente. Esta dinámica no permite detenernos a procesarlos y, si es necesario, intentar modificar sus raíces. El resultado es un poco y superficial debate pegado al corto plazo. Peor aún, si los hechos importantes no merecen mucho tiempo de atención, la posibilidad de cometer los mismos errores será alta y riesgosa. Transitar por los mismos caminos se puede; tropezar también.Esto está ocurriendo con el último período gubernamental. Este quinquenio, previo al bicentenario, ha resultado muy complejo y muy rico en experiencias que demandan reflexión para el mejor destino de nuestra democracia y sus instituciones. Por ejemplo, nunca en la historia del Perú un solo partido político opositor había tenido una mayoría absoluta en el Congreso, como tampoco habíamos experimentado una disolución del Congreso o unas elecciones únicamente parlamentarias. Solo estos tres hechos merecen una evaluación, pues han impactado severamente en la política de los últimos días.En el primer caso, está el tema de la gobernabilidad. En un sistema presidencialista como el nuestro, el presidente elegido debe contar con todas las condiciones para gobernar. Para eso, precisamente, ha sido elegido. Como jefe de Gobierno y jefe del Estado le corresponde dirigir la política nacional y, para ello, cuenta con un cuerpo de funcionarios con responsabilidad política (los ministros). El Congreso, además de legislar, ejerce el control político. Pero en la medida en que tanto presidente como Parlamento son elegidos simultáneamente, la posibilidad de que partidos diferentes controlen distintos poderes del Estado es latente. Esto ocurrió en el 2016, cuando un solo partido (Fuerza Popular) logró 73 de 130 congresistas, mientras el partido oficialista...

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