Una vida unida por píxeles

Por Enrique Planaspor increíble que parezca, su carrera empezó estudiando biología. En la Universidad de Barcelona, un joven estudiante envuelto en mandil blanco observa una muestra de tejido a través del microscopio. Para cualquiera, el sentido del análisis era identificar las características de aquellas simples células tras el lente. Pero para Cristian Zuzunaga (Barcelona, 1978), lo verdaderamente alucinante eran sus formas, la posibilidad de colorear el tejido con una pipeta, la noción de apreciar, gracias a la tecnología, lo que no es posible con la mirada sola. Para él era un acto de humildad: darse cuenta de que necesitaba una herramienta inventada por otro para poder adentrarse en una realidad y observarla con detalle. Y, con ello, observarse a sí mismo. Aquella visión por el microscopio fue suficiente para darse cuenta de que no aportaría nada nuevo como estudiante de ciencias. Allí terminó su intención de convertirse en herpetólogo, un experto en anfibios y reptiles. Pero, bien mirado, la vocación de este artista catalán, hijo del reconocido fotógrafo peruano Mariano Zuzunaga, siempre fue anfibia. En Europa, su apellido está asociado a una de las marcas de diseño más reconocidas, que igual aplauso consigue al exponer en los salones del mueble de Milán como al ser comisionado por la Tate Gallery de Londres para desarrollar una serie de productos de diseño. En Lima, viene a la galería Lucía de la Puente a presentar su primera exhibición de arte, con piezas únicas, dando el salto del diseño industrial a la creación plástica.?Una cadena de puntos?Zuzunaga trabaja a través de dos herramientas: la fotografía digital y los errores de la imagen digital que aparecen de forma aleatoria. Lleva la imagen a grandes escalas hasta encontrar la abstracción cuando son los píxeles lo único que queda de la representación de la realidad o del fallo en la data de la computadora. Esos resultados visuales, esos patrones de color sorprendentes, resultan luego en el diseño para sofisticadas colecciones de sofás, de mantas o de toallas, pero otros resultados, más complejos, los ha ido reservando para, por fin, llevarlos a impresiones digitales de gran formato.Ahora que reflexiona sobre su muestra, la serie de píxeles en sus grandes lienzos lo llevan a darle sentido a los diferentes puntos de su propia vida. De su frustrada carrera en biología, de su sueño de trabajar en el Amazonas como investigador, incluso de su carrera como modelo de moda, que lo puso en...

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