Entre la vida y la muerte

Por HistoriadoraHay en la historia del arte nacional una escena que nos permite aproximarnos a la textura cultural de los años crepusculares de la República Aristocrática: la interpretación de la ?Danza macabra? en el cementerio Presbítero Maestro hecha por la bailarina suiza Norka Rouskaya, desafiando las convenciones de la época. La escena de la madrugada limeña en la que Rouskaya bailó permite atisbar por un momento la fascinación que despertó para muchos de los miembros de la vanguardia literaria limeña ?especialmente los integrantes del grupo Colónida? el encuentro entre la vida y la muerte. El cementerio limeño, tomado por asalto por un grupo de intelectuales contestatarios, se convirtió en espacio liminal entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En ese contexto, la danza de Rouskaya, considerada por muchos de sus críticos como un sacrilegio, refiere a las inmensas posibilidades que tenía el arte en el siglo que se inauguraba. Tal vez la frase de José Carlos Mariátegui, uno de los promotores de la ya centenaria performance, puede explicar mejor ese contexto: ?El que agoniza es el que vive luchando; luchando contra la vida misma y contra la muerte?. La reflexión, que Mariátegui tomó prestada de Miguel de Unamuno, remite a una nueva sensibilidad intelectual y urbana que luchaba por asimilar las rápidas e incontrolables transformaciones socioeconómicas por las que atravesaba Lima. Los intelectuales urbanos, catapultados al escenario público debido a los intensos cambios acontecidos entre 1908 y 1919, se convirtieron en participantes del proceso de reelaboración de la vieja identidad aristocrática y de la creación de una nueva: el intelectual disidente. En esos años se multiplicaron diarios, revistas y novelas bajo la forma de folletines que se instalaron en lo cotidiano, buscando satisfacer las necesidades de un público ávido por la diversión y la evasión. En el marco de un intenso cambio cultural, la palabra escrita se convirtió en el elemento central. No obstante, nuevas formas de comunicación ?como el cine o esa inolvidable performance en el cementerio limeño? también desempeñaron un rol fundamental. La nueva cultura de masas que surgió de las páginas de los periódicos ayudó a crear un collage ideológico hecho de fragmentos de modernidad, pedazos de futurismo y remanentes resucitados y casi olvidados del pasado. Así se sentó el precedente para la elaboración de una ?política de la fantasía? que, además de ofrecer una respuesta...

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